viernes, 21 de marzo de 2014

Carlos Penagos Vargas: De niño construyó sueños que hoy se hacen realidad…



• La vida de un adolescente que en Estados Unidos tuvo que ingeniárselas para salir adelante; muchas veces lloró, pero no regresó como un fracasado

 

• Hombre de fe que cree en Dios, fue lavaplatos, cocinero de un McDonald’s hasta intendente del aeropuerto de Salt Lake City

 

• Dice a Areópago: Hoy el deporte es una moda, es prevención, es salud y es plenitud. Si somos capaces de lograr que esto permanezca después de estos seis años, vamos a tener generaciones mucho muy sanas para construir el desarrollo de Chiapas. Si no tienes salud no tienes nada.


Húbert Ochoa/Areópago.

     La vida del muchacho Carlos Arturo Penagos Vargas dio un cambio brusco, inesperado, cuando en 1994 la familia cayó en graves problemas financieros debido a la recesión económica generada en la transición política de los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari a  Ernesto  Zedillo  Ponce  de León, donde el país se quedó sin reservas internacionales por la devaluación del peso, a la par de la ebullición del conflicto zapatista. Eran días de caos para todos.
Semanas antes de ese hecho histórico, el joven había sido enviado a los Estados Unidos para estudiar inglés en premio a su buen comportamiento; es decir, iba a un curso de intercambio estudiantil  ya que aquí, durante la primaria y la secundaria que hizo en escuelas públicas, obtuvo excelentes notas que desbordaron el orgullo de los  padres.
     Hijo de Carlos Penagos, un  honorable arquitecto capitalino conocido por su entrega al esfuerzo, y de la ama de casa María  Xóchitl  Vargas, originaria de Tapachula, Carlos Arturo nació en el hospital Rojas de Tuxtla Gutiérrez y su niñez y adolescencia las vivió en el populoso y emblemático barrio de San Roque, en el corazón de Coyatoc, reputado por su templo empinado sobre una colina, rodeado de nambimbos y que debe su nombre al santo que, a principios del siglo XX, tuvo poderes celestiales para curar la epidemia de cólera que atacó a los nativos.
     Siempre circunspecto pero emprendedor desde sus años mozo, educado en la religión mormona cuyos oficiantes se distinguen por su devoción al prójimo, Carlos se encontró de pronto en un brete porque, admite hoy con humildad, no quería regresar a Tuxtla como un fracasado pues a la tierra de Abraham Lincoln llegó para aprender el idioma universal.
Si bien aquí el clan le advertía la inextricable situación monetaria que atravesaba, tomó una decisión de la que, afirma sin reconcomios, jamás ha de arrepentirse porque ella fue una lección de vida. Así que resolvió quedarse en aquella lejana nación y en donde los latinos, principalmente los mexicanos, son víctimas de una  brutal  segregación.
     -Ya no  hay dinero para mandarte y cubrirte los gastos, le previno el padre. Carlos, sin arredrarse o caer en pánico, le respondió que su disposición era terminar lo que había empezado.  Así emprendió una odisea, un vía crucis que, sin duda, lo moldeó en el ser humano extraordinario y de una sola pieza que hoy es.
     Estaba en Salt Lake City, capital del estado de Utah en el hogar de unos amigos de sus padres que igualmente le señalaron que para permanecer con ellos debía trabajar para aportar en los gastos y sostenerse a sí mismo. No había marcha atrás. Al día siguiente de su decisión, Carlos se tiró a las calles en busca de un empleo que consiguió rápidamente por su carisma y su convincente disposición.
Empezó de lavaplatos en un restaurante cercano ganando 3 dólares con 50 centavos la hora. Eso le permitía contribuir en su alimentación y aún ahorrar. Nunca ha tenido vicios y su único hobby, si le quedaba tiempo, era ir al cine que también usaba como escuela para seguir aprendiendo inglés. Sin embargo se avecinaba otro trance.
    Carlos deseaba con vehemencia el dominio del inglés y continuar sus estudios de preparatoria pero para adquirir la visa de estudiante el gobierno de Estados Unidos le pedía 3 mil 500 dólares. Apenas tenía 300 dólares bajo el colchón.  Ahí fue la primera vez que lloró, de las  muchas veces  más que lo hizo en su cuarto abrazado por la soledad, la melancolía y la nostalgia que produce estar fuera de Tuxtla, de no poder acariciar sus días soleados ni de saborear el pozol de cacao o degustar el manguito verde; de añorar la amabilidad de la gente, los días de plaza pero, sobre todo, estar a miles de kilómetros de la familia.
-¿Cómo conseguir ese dinero si  ya  estaba notificado de que allá quedaba por su cuenta y  apenas  tenía guardados 300 dólares? El fantasma de la deportación se hacía presente.

HOMBRE DE FÉ
    -Soy un hombre de  fe  que cree en Cristo. Desde niño mis padres me enseñaron a orar, me dice mirándome de frente con sus ojos color marrón  iluminados  por  la  sinceridad. Cristo, afirma sin titubeos, le hizo un milagro porque en esos momentos de turbulencia una persona le  proporcionó  los  3  mil  500  dólares  para  adquirir  la  visa.  Se los entregó en un sobresito y todavía después le acompañó a realizar todos los trámites para obtener la documentación.
Carlos dice que aquello fue una señal. Ya con los papeles legales bajo el brazo y henchido de alegría, después de comunicar a sus padres tal señal, se inscribió en una preparatoria de gobierno y combinaba las clases con el trabajo. También iba a inglés. El panorama no sólo se despejaba sino que pintaba exitoso.
     Entraba a  la escuela a las siete y media de la mañana y salía a las dos de la tarde. Solo le quedaban pocos minutos para cambiarse y llegar rayando al trabajo de donde terminaba, rendido, a las once de la noche. Volvía  a casa, estudiaba un par de  horas, hacía sus oraciones y dormía para levantarse  a las cinco y media de la mañana y empezar la hazaña cotidiana.
Los meses pasaron. Un día se le presentó la oportunidad de trabajar en un McDonald’s. Ni lo pensó dos veces. Allí fue cocinero y ganaba 5 dólares la hora. Su hábil manejo del inglés  le empezó a abrir las puertas y  así llegó a intendente del aeropuerto de Salt Lake City en donde también  abogaba  por  los  derechos de los trabajadores mexicanos. No obstante las  largas  y  extenuantes  jornadas laborales terminó la preparatoria y el gobierno de los Estados Unidos, en un caso sui generis, le ofreció una beca con cinco opciones para seguir estudiando. Las vacaciones escolares asimismo las aprovechaba para llevar dos trabajos.
    Allá  Carlos  experimentó  la  discriminación.  Decenas de veces le lanzaron agua hasta empapar  sus ropas cuando caminaba por alguna calle rumbo a la escuela o al trabajo, a pesar de su color de piel claro y de que no tiene el cabello oscuro. Es de rasgos finos independientemente de  haber nacido en  cuna modesta. Vio de frente al Kukuxklán, esa agrupación extremista que practica y promueve la xenofobia llegando incluso al asesinato.

EL REGRESO
     En 1998 doña Xóchilt, su madre, enfermó gravemente de una hernia en la columna vertebral y eso lo obligó a regresar. Con sus ahorros, ya con el manejo del inglés a la perfección,  Carlos retornó a Tuxtla Gutiérrez para ayudar en el gasto de la enfermedad de su madre porque la familia todavía no superaba la crisis financiera.
De inmediato echó manos a la obra. Inició una pequeña empresa con la venta de anillos de graduación que en breve lapso le dio grandes resultados.  Simultáneamente se inscribió en la licenciatura en la Universidad Salazar y se desempeñaba como maestro de inglés en la Universidad  Valle del Grijalva, en el colegio Paulo Freire y  en  Inglés  Individual: en ésta dio instrucción cuatro años de los cinco que cursó la carrera en la Salazar.
    La señora Xóchil fue operada precisamente por el doctor Manuel Velasco Suárez, abuelo del gobernador actual. Si bien el eminente neurocirujano no cobró por sus servicios pues su filantropía es universalmente popular, la familia debía cubrir la convalecencia de la madre y todos empezaron  a organizarse para salir adelante.
     La empresa de la venta de anillos daba tan buenos resultados que la familia pudo hacerse de una joyería. El negocio de la construcción estaba en ruinas.
-Las cosas funcionan si uno empieza a crearlas, afirma Carlos Penagos. Tuxtla y Chiapas están llenos de oportunidades, sólo que también nosotros debemos ser imaginativos, agrega convencido de que lo vivido en Estados Unidos fue inequívocamente una etapa que marcó su existencia.
Hoy, a los 34 años de edad, casado con Maricarmen Fuentes Pariente con quien ha procreado a Carlos, Juan Pablo y Antonio, sostiene estar encantado de la oportunidad que Dios y la vida le han dado de servir a los chiapanecos desde una actividad vital para todos los seres humanos: el deporte. Es  desde el inicio del gobierno de Manuel Velasco Coello Secretario de la Juventud, Recreación y Deporte, una responsabilidad de altísima envergadura  debido  a  que  este gobierno ha hecho del deporte una de sus prioridades, en un notable contraste al pasado, tiempos en que se privilegiaron las borracheras, la impunidad y la rapiña.
     Nacido bajo el signo de Cáncer y por lo tanto noble y sentimental, amigable, que no busca conflictos con nadie, Carlos Penagos Vargas confiesa que en su árbol genealógico no hay frutos políticos. Él es el único que se dedica a este brillante arte.
Vestido con un pantalón de mezclilla, camisa mangas largas de cuadros color rojo, en una modesta oficina en la que sólo se observan una mesa de juntas color negro y pequeños cuadros que enmarcan sus fotografías con el gobernador Velasco Coello y en las que  hay un antes y un  después en su persona  que  se  manifiesta  en una evidente reducción de peso, Carlos me revela que trabajar al lado del gobernador Velasco es otra experiencia enriquecedora en su vida.
     Se sincera: “Antes para mí era un enorme sacrificio salir a correr. Hoy es una diversión. He modificado mis hábitos de vida. Corro doce kilómetros, antes si acaso 300 metros. He aprendido que el deporte es una actividad que nos une con la familia, con los amigos, por eso se impulsa la Cruzada Estatal del Deporte y se invierten, como nunca antes, recursos en infraestructura deportiva.
-¿Entonces crees que el deporte es la panacea que nos sacará de todos los problemas?
-No es la panacea, pero es una parte muy importante para estar bien. Una de las metas de todos los seres humanos es estar bien y ser feliz y para estar bien y feliz debemos estar bien físicamente, no tener enfermedades. Por eso, insisto, en Chiapas se está  derramando dinero para crear muchísima infraestructura principalmente para los jóvenes, algo que nunca había ocurrido.
Agrega: Hoy  el  deporte  es una moda, es prevención, es salud y es plenitud.  Si  somos capaces de lograr que esto permanezca después de estos seis años, vamos a tener generaciones mucho muy sanas para construir el desarrollo de Chiapas. Si no tienes salud no tienes nada.
-Cómo conoces al gobernador Manuel Velasco Coello?
-Él era dirigente del Partido Verde y yo estaba en Convergencia que luego fue Movimiento Ciudadano. Hablábamos siempre de Chiapas. Yo escuchaba desde entonces su preocupación por el estado y su gente. Me decía que tenía un proyecto y que si ese proyecto cuajaba, me invitaba a colaborar con su gobierno.
    Más allá de que ambos son contemporáneos, Carlos Penagos afirma sin titubeos su confianza en el gobernador Velasco. Esa  coincidencia  con sus ideales lo llevó en su momento a abandonar Movimiento Ciudadano y claramente se lo dijo a la candidata de ese partido y a quienes lo invitaron a dirigirlo, que su simpatía estaba con otro proyecto.
    Admirador de Nelson Mandela,  de  niño Carlos tuvo un héroe que idealizaba. Nefi  es uno de los personajes principales del libro de  los  mormones que se le retrata por su humildad, su habilidad para la caza, respetuoso y obediente de Dios y protector de su pueblo. Un virtuoso en el hablar.
Penagos  sostiene  sin ambages que el gobernador Velasco guarda mucha analogía con aquel héroe de su niñez. Y dice por qué: Es un gobernador preocupado y ocupado por su pueblo que está impulsando una revolución generacional. Política, social, económica, cultural y empresarialmente en día se camina con rumbo, con precisión. Es un gobierno que sirve a todos y está abriendo una enorme brecha de oportunidades para la juventud. Hoy Chiapas es una tierra de opciones para todos y de paz. En Chiapas vamos a demostrar en estos seis años que los sueños se hacen realidad…

No hay comentarios:

Publicar un comentario