• Escándalo tras escándalo, el alcalde de Chilón da muestras de su probable pérdida de la razón; los chiapanecos, hasta el hartazgo de sus abusos
• El 23 de junio de 2013 por la noche, celebró a orillas del caudaloso río Tulijá una reunión con sus consejeros espirituales en la que, cubierto con una bata blanca que le llegaba hasta los tobillos y con una corona de laureles sobre sus sienes, Guirao Aguilar cayó en trance alejándose de este mundo terrenal y a su regresó confesó la noticia de que había hablado con los dioses mayas…
Héctor Lavariaga/Enrique Vázquez/Areópago.
A mediados de enero de 2014 la sociedad capitalina se sorprendió
cuando, de la noche a la mañana, aparecieron enormes espectaculares en
puntos estratégicos de Tuxtla Gutiérrez en los que se reprobaba la unión
de personas del mismo sexo, la legalización del aborto, la
despenalización de la mariguana, entre otros temas que los ciudadanos
debaten a nivel nacional y local. Incluso, hasta en algunos conejobús fue colocada la propaganda.
El asunto de la unión de personas del mismo sexo se deriva luego de
que, quizá por intereses personales, el ex secretario ejecutivo de la
Comisión Estatal de los Derechos Humanos, un ex guerrillero de nombre
Diego Cadenas Gordillo, entregó la propuesta a los legisladores el
pasado 28 de noviembre de 2013, misma que plantea reformas al Código Civil y de Procedimientos Civiles del estado de Chiapas.
Si bien el Congreso aún no aborda la materia pues hay otros temas
de vital relevancia ligados a la gobernabilidad y la paz social de
Chiapas, el asombro que provocaron aquellos anuncios gigantescos en los
que se condenaba con la muerte los matrimonios gay o la legalización del
aborto, fue porque se trataba de una campaña de homofobia abierta,
descarada, temeraria, insultante en los tiempos en los que se habla de
tolerancia y respeto de los derechos humanos.
Pero ¿quién promovía tanto odio, tanto linchamiento y agresión
hacia otras personas? Era, ni más ni menos, que Rafael Guirao Aguilar,
el alcalde de facto de Chilón, un empobrecido municipio que sobrevive
con los apoyos de los gobiernos federal y estatal porque el local usa
los recursos para promocionar la imagen del alcalde.
La paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) se leía
en los anuncios costeados con dineros del ayuntamiento de Chilón y
endosados a la fundación Chiapas Verde, membrete apócrifo que le ha
servido a Rafael Guirao Aguilar para desatar una loca campaña
que, según él, va a catapultarlo a la gubernatura en 2018. Por
eso, sin recato y con la complacencia del Órgano Superior de
Fiscalización del Estado, derrocha escandalosamente los dineros que son
propiedad del pueblo de Chilón.
Quizá extasiado por algún estimulante, Guirao Aguilar dice entablar
comunicación con los dioses mayas. Su alucinación de que son ellos (los
dioses mayas) quienes le han señalado el camino rumbo al gobierno de
Chiapas proviene luego de que, el 23 de junio de 2013 por la noche,
celebró a orillas del caudaloso río Tulijá, en Salto de Agua, una
reunión con sus consejeros espirituales en la que, cubierto con una bata
blanca que le llegaba hasta los tobillos y con una corona de laureles
sobre sus sienes, Guirao Aguilar cayó en trance alejándose de este mundo terrenal y a su regresó confesó la noticia de que había hablado con los dioses mayas.
Ese despropósito propio de un demente es lo que mueve a Guirao
Aguilar a desplegar una grosera operación política por todo el estado.
No quiere ser diputado ni senador. A sus allegados les ha dicho:
“Senador o diputado ya me queda chico”. Los dioses mayas le han
indicado que su lugar está reservado en el despacho principal del
palacio de gobierno en 2018.
No obstante que Chilón es uno de los diez municipios más pobres de
Chiapas y según el Consejo de Evaluación de Desarrollo de la Política
Social (CONEVAL), se trata de uno de los 10 municipios de México con el
mayor número de personas en situación de pobreza extrema, hasta ahora
únicamente recibe atención del gobierno del estado y del federal al ser
considerado en la Cruzada Nacional contra el hambre.
En octubre del año pasado, miles de habitantes del municipio
bloquearon entradas y salidas, tomaron por asalto la presidencia
municipal, la saquearon y quemaron una patrulla policial para
manifestar su hartazgo a la irresponsabilidad de Guirao Aguilar y exigir
se le investigue y encarcele por presunto desvío de recursos públicos.
En Chilón de Guirao Aguilar sólo quedan algunos gallardetes ruinosos
que cuelgan de postes de luz cuando andaba en campaña, ya que nunca está
en las oficinas de la alcaldía. Ese vacío de autoridad también ha
provocado conflictos intercomunitarios como el asesinato de Juan Vázquez
Guzmán, quien fue ultimado a tiros en la puerta de su casa en la
comunidad San Sebastián Bachajón, en abril de 2013.
Con un pasado bajo sospecha pues al parecer se involucró en
cuestiones oscuras de joven, amén de que fue garrotero, barman y
cadenero del antro Las Velas de San Cristóbal, Guirao
Aguilar parece disfrutar el escándalo que lo envuelve. No se preocupa en
lo más mínimo. Cuanto más se le critica, con más enjundia y burla da
muestras de su impunidad y del poder que ha obtenido a través del
dinero, un dinero que por supuesto no es suyo sino del pueblo de
Chilón.
Varias investigaciones hay pendientes sobre Guirao Aguilar. La de mayor connotación es sin duda el pago de 50 mil dólares
al boxeador Juan Manuel Márquez por exhibir en su calzoncillo el
logotipo de la fundación Chiapas Verde en una pelea con el estadunidense
Timohy Bradley, en la primera quincena de octubre de 2013, pero en la
presidencia municipal o en el DIF de Chilón no hay ni siquiera
lápices, hojas blancas, curitas o alkaseltezer.
UNA TRAS OTRA
Si no reparó en pagar 50 mil dólares a Márquez, lo demás es para él peccata minuta.
Es decir, poca cosa. Rafael Guirao Aguilar, ese tipo de rostro
ovalado, cabello rebelde lacio y mirada coqueta que parece haber
enloquecido, puede salir huyendo del motel El Ámbar, en el lado sur
oriente de la capital, a unos metros del restaurante Toks, tan sólo
vestido con un atrevido bóxer de leopardo que pagar una enorme
borrachera en su fiesta de cumpleaños o para celebrar el inicio de año,
como ocurrió en los primeros días de enero de 2014 en el restaurante Los
Jabalíes, de Berriozábal, en donde hubo whisky, rifas de plasmas,
tablets, celulares iphone y exquisitos platillos para al menos 300
comensales. ¿De dónde pagó todo eso Guirao? ¿De dónde sacó para pagar 50
mil dólares al boxeador Márquez?
En el escándalo de la propuesta para aprobar los matrimonios
igualitarios, Guirao Aguilar arrastró al pastor Josué Pérez Pardo, un
anticatólico que ha estado siempre en el centro de las especulaciones
desde el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía. Sin embargo, Pérez Pardo
se habría dejado seducir por la verborrea de Guirao y por eso accedió a
lanzar toda su furia contra un asunto que ni siquiera se estudia en el
Congreso local y que no ha generado polémica en otros sectores.
Pérez Pardo dijo al respecto que “los homosexuales son personas
“desviadas” que con la fe y la ayuda de Dios pueden rectificar su
camino. Y pidió a los diputados legislar con la Biblia en la mano.
Si bien los espectaculares homofóbicos fueron retirados días después
al convertirse en noticia nacional que causó la reprobación pública
unánime, Guirao Aguilar otra vez no fue llamado para informar a la
autoridad competente la procedencia de los recursos en su campaña
homofóbica.
La coordinadora estatal de la Red por los Derechos Sexuales y
Reproductivos, María de los Ángeles Salinas, cuestionó el origen de los
recursos con los que se pagaron los espectaculares, además de que
reclamó la violación al estado laico que debe mantener una autoridad.
Derivado de la campaña discriminatoria iniciada por el pastor
evangélico, Josué Pérez Pardo, presidente de la Iglesia “Jesucristo es
el Camino”, y por Rafael Guirao Aguilar, la Comisión Nacional para
Prevenir la Discriminación (Conapred), inició el expediente
CONAPRED/DGAQR/60/14/DQ/II/CHIS/Q41, tras la denuncia presentada por
ciudadanos y activistas de la comunidad lésbico-gay, bisexuales y
transexuales.
Hasta ahora todo queda en un escándalo más del tormentoso alcalde.
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