sábado, 24 de agosto de 2013

San Juditas Tadeo dejó de hacerme milagros…


• Relata Mórbila su historia: ya no sé si invocar al Chapulín Colorado o meterme de teibolera por mi difícil situación
• Cierra la Procuraduría de Justicia 15 casas de empeño por presuntas irregularidades; no se sabe su situación
• Incertidumbre entre cientos de prestarios porque ignoran qué va a pasar con sus artículos empeñados


      Redacción/Areópago.- 

    Derivado de diversos operativos en Tuxtla Gutiérrez y Tapachula, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) logró el viernes 09 de agosto de 2013 la clausura y el aseguramiento de 15 establecimientos que operaban como casas de empeño.
Durante las inspecciones encabezadas por la Fiscalía Especializada Contra la Delincuencia Organizada (FECDO), el Ministerio Público procedió al aseguramiento de las empresas por no haber acreditado con la documentación correspondiente la legal procedencia de los bienes y objetos empeñados.
     La Secretaría de Infraestructura Municipal de Tuxtla Gutiérrez clausuró cuatro establecimientos por no contar con el Permiso de Factibilidad y Uso de Suelo, así como por la falta de licencia de funcionamiento.
Los inmuebles clausurados son: Monte Pio Mega, ubicado en la Avenida Central de la Colonia Terán; dos sucursales de PRENDA MEX, ubicadas en Plaza Cristal y Plaza Sol; y PRESTA CASH, Sucursal Plaza Sol.
     Además se logró el aseguramiento de Multiapoyo de la 5ª Avenida Sur; Multiapoyo, Calle Central Sur; Monte del País, 5ª Avenida Sur; Prenda Mex de la 3ª Avenida Sur Oriente; y Presto Cash en la  Calle Central, esquina Libramiento Norte.
Por otra parte, en Tapachula el grupo interinstitucional aseguró los establecimientos Mega Empeños Prestamos Inmediatos, ubicado en la 4ª Avenida Norte y 1ª Calle Poniente; Compramos Oro de la 1ª Poniente número 17; Prestamil Número 1 en Prestamos Altos, 1ª Poniente número 16; Mega Empeño, Tu Empeño, 5ª Calle Poniente; y Prenda Lana Casa de empeño, 8ª Norte y 9ª Poniente.
Cabe destacar que los bienes y objetos asegurados quedaron en el interior de los inmuebles, los cuales se encuentran resguardados por personal de la Fiscalía Especializada.

 INCERTIDUMBRE
     Aunque la determinación de la Procuraduría ha sido tomada con mesura por parte de la sociedad, cientos de personas que tienen bienes empeñados en los establecimientos clausurados mostraron su incertidumbre al no saber cuál será la conclusión de este asunto.
Hay por supuesto opiniones encontradas. Por un lado están las que favorecen a la acción de la Procuraduría porque ciertamente la operatividad de las casas de empeño deja mucho qué desear. Están, como se dice, bajo sospecha, ya que pueden ser membrete para facilitar las operaciones de la delincuencia.
     ¿Cómo saber que los artículos recibidos en prenda no son robados si ni siquiera piden factura por ellos? ¿Cómo no sospechar si son los mismos dueños o gerentes de las casas de empeño los que promueven robos y tienen redes delincuenciales?
El otro es de la crisis que agobia a millones de mexicanos, escenario del que los chiapanecos no están exentos. En tiempos difíciles las casas de empeño se vuelven una salida fácil, un tanque de oxígeno o la tablita de salvación de familias que requieren soluciones prontas a sus dificultades y todas ellas llegan por supuesto con el dinero.
     ¿Qué pasa si una familia no tiene dinero y se le enferma el hijo, la madre, el padre, el hermano o cualquier otro familiar cercano? Es el dinero lo que nueve todo, más en estos tiempos de globalización.
     Las casas de empeño dan respiración de boca a boca a familias víctimas de la angustia al no tener dinero. Sin embargo, es ahí en donde el contexto toma un rumbo escabroso porque, en su desesperación por salir de un momento difícil, las familias caen en las garras de auténticas aves de rapiña que, sin control alguno, les cobran interés altísimos que finalmente los lleva a perder lo que han empeñado orillados por la angustia.
Es decir, el remedio en muchos casos resulta peor que la enfermedad.
     La tarde del sábado 12 Mórbila García no sabía que el comercio donde dejó en prenda sus cosas había sido clausurado. Llevaba dinero no para sacar sus artículos, sino para pagar el refrendo: pagaría, de un mes, mil 200 pesos. Empeñó una computadora Laptop de su hijo Ramiro que va a la UNACH y una cámara fotográfica, también del muchacho, que compraron cuando a la familia le iba bien porque el jefe estaba en una constructora.
     La noticia la tomó por sorpresa. Sobre esa casa de empeño ubicada en la calle principal de Terán también habían arremolinadas otras personas que, como Mórbila, ignoran qué es lo que realmente sucede. Unas iban a pagar los refrendos y otras más a empeñar con la idea de que, con un poco de dinero, salir del apuro. Nadie iba a sacar lo empeñado.
     Dice Mórbila: ¿Y ahora quién podrá defendernos? Ya no sé si llamar al Chapulín Colorado porque desde hace mucho San Juditas Tadeo me dejó de hacer milagros. Mis cosas están ahí adentro. Iba a pagar el refrendo que junté con mucho esfuerzo, pero claro que no quiero perder la computadora de mi hijo, porque si no puede sacarla del empeño ¿con qué dinero podré comprarle otra? Si hasta comer carne en domingo ya es un lujo que sólo pueden darse las familias ricachonas.
     Mórbila tiene empeñadas sus cosas desde enero. Le dieron cuatro mil pesos porque Cristian, el hijo menor que va a la secundaria, de pronto cayó en cama abatido por un cuadro severo de tifoidea, enfermedad que de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud ataca a 17 millones de personas al año en países en vías de desarrollo y México es uno de ellos. Seis mil de esos casos acaban en defunciones.
     -Mi esposo es albañil y desde diciembre no tiene trabajo porque la constructora donde trabajaba cerró dizque porque se quedó sin dinero debido a la crisis. Yo lavo y plancho ropa ajena. Los domingos hago tamales para vender. Ya mi esposo dice que mejor quiere empeñar su cuerpo y yo meterme de teibolera porque ya no aguantamos, comenta Mórbila y suelta carcajadas al igual que otras señoras que la rodean.
     Pese a su infortunio está de buen humor. “Tenemos salud, que es lo más importante. Pa  la comida pues ahí vamos viendo cómo le hacemos”.
Casos como el de Mórbila son recurrentes y se pueden contar por miles. El gobierno de Juan Sabines heredó al actual al menos 340 mil pobres más, pero los ladrones del patrimonio de los chiapanecos siguen en la impunidad gozando una fortuna mal habida.
     Nemesio Ponce Sánchez, Yassir Vázquez Hernández, el ex secretario de salud James Gómez Montes, los hermanos Mauricio y Carlos Perkins Cardoso, los hermanos Alejandro y Antonio Gamboa López, entre otros, son los responsables de un quebranto financiero de al menos 40 mil millones de pesos. Es una deuda que contrajo la administración anterior cuyos intereses, sólo los intereses, a los chiapanecos nos llevará 30 años para saldarlos.
     Desde luego que la pandilla de ladrones de cuello blanco no está preocupada como lo está Etelvina: ellos juegan golf, practican buceo en las hermosas aguas de Cozumel, apuestan en Las Vegas, comen los mejores cortes del extranjero, toman los mejores vinos, viajan por Europa, beben Champán Diadema Diamante, viven como jeques.
      Doña Mórbila está preocupada por su futuro. Por el de ella y el de sus hijos. Está preocupada en la educación de Ramiro y de Cristian, sus hijos. Está preocupada por la comida de mañana. Está preocupada porque su esposo no consigue trabajo y no quiere volverse un delincuente. Está preocupada en conseguir más ropa para lavar y planchar.
      -Hasta comerse una sopa nissin ya cuesta, dice sabiamente Mórbila.

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