miércoles, 25 de septiembre de 2013

No hay pretextos...



• Un buen médico, es más apreciado por los ciudadanos; un buen zapatero, tendrá más ganancias por su trabajo, un buen abogado, será más respetado. Y un buen maestro, por supuesto que igual o aún más


      Vinicio Portela Hernández/Areópago.

    Desde que se olvidó el sentido vocacional de un sector radical del magisterio, la mayoría de maestros han perdido el nivel de credibilidad y confianza, especialmente en las zonas rurales donde, antes de la aparición de grupos antagónicos del progreso educativo, el mentor era consejero, maestro, psicólogo, casi un segundo padre o madre, ejemplo y era ampliamente respetado por su entrega y capacidad para guiar a las comunidades en su desarrollo.
     En Chiapas, en los años 70’s y 80’s del siglo pasado, surgió un grupo de maestros progresistas denominado Los Troskos. Su lucha fue muy distinta a la que hoy sostiene un grupo de profesores extremistas. Pedía una mejor calidad educativa, excelencia académica, infraestructura adecuada y ampliación del horario de clases. Lograron muy poco, dada la entonces cerrada mentalidad de las autoridades en turno.

     Hasta éste sexenio se puso atención a aquellas demandas. Elevar la calidad del docente no es, de ninguna manera, presión gubernamental para eliminarlos del esquema educativo, como algunos pretenden hacerlo creer. Por el contrario, es el instrumento adecuado para elevar el conocimiento de éstos lo que a su vez les dará mayor reconocimiento profesional y social.
Un maestro educado, sabio, inteligente, respetuoso y respetable obtendrá más beneficios en el ámbito de su carrera, mejor remuneración por sus servicios y el amplio apoyo de la comunidad donde se desempeñe.
      Es como en todo: un buen médico, es más apreciado por los ciudadanos; un buen zapatero, tendrá más ganancias por su trabajo, un buen abogado, será más respetado. Y un buen maestro, por supuesto que igual o aún más.
     La evaluación planteada por el gobierno federal y aprobada por el Poder Legislativo es un avance importante en el México que queremos. Del desempeño efectivo del sector magisterial depende el futuro de millones de niños y jóvenes. Pero para ello deben, los maestros, estar preparados con una educación de calidad.
     La metodología de la evaluación que ha sido aprobada y que debe entrar a operar formalmente en el futuro inmediato no riñe, en modo alguno, con la actual formación, desarrollo y desempeño de los maestros. Por el contrario, está estrechamente vinculada con los derechos laborales y profesionales pero además es formativa, integral y perfectamente contextualizada con el México moderno.
    De ahí dependerán políticas educaciones públicas que serán el fundamento para un país más progresista, alejado de esquemas caducos que tenían al docente, en el olvido y la marginación.
    Oponerse a la evaluación, no es buena idea y menos una medida acertada. Los maestros deben entender que para que México avance debemos todos prepararnos académicamente, puesto que solo en el terreno tecnológico estamos empezando a quedarnos rezagados.
    Hoy, por ejemplo, quien no sabe utilizar una computadora puede ser tomado como un moderno analfabeta tecnológico.
    Esperemos que los maestros que se oponen a la evaluación recapaciten. Antes, como ya dije, se peleó por lograr lo que ahora es ley. No es el momento de acabar con aquel legado de verdadera lucha por la educación.
No hay más pretextos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario