• Una de las consentidas del ex gobernador, Alejandra Soriano ahora lanza rabiosos ataques para aprovechar la coyuntura
• Ilustre alumna de Saraín Osorio Espinosa, por omisión o participación, la legisladora está bajo sospecha
• ¿Cómo es que siendo diputada de Sabines no supo o no autorizó la enorme deuda que tiene a Chiapas en la ruina financiera?
Húbert Ochoa/Areópago.
No
produce asombro el escándalo mediático y en las redes sociales que pretende
generar Alejandra Soriano Ruiz luego de que presuntamente recibió amenazas que
ponen en riesgo su integridad personal. De eso ha vivido: del escándalo. El
escándalo es para ella un suculento botín en el que destacan posiciones
políticas y riqueza.
Alumna
sobresaliente de Saraín Osorio Espinosa, alias El picudo, sobre quien
se giró una orden de aprehensión que
jamás se cumplimentó por instrucciones del entonces gobernador Pablo Salazar
Mendiguchía, Alejandra Soriano Ruiz aprendió muy bien las malas mañas de su sensei y así, haciendo del bullicio y
de la inmolación política estrategias de resultados infalibles, ha alcanzado
notoriedad y poder.
La
indignación en Chiapas es justificada luego del atraco perpetrado por la banda
que gobernó en el sexenio 2006-2012. En analogía a lo que pasó en Tabasco con
el ex gobernador Andrés Granier Melo, el de Chiapas no es caso local sino del
orden federal que, ya sabemos, está en manos de la Procuraduría General de la
República desde abril de este mismo año.
Alejandra
Soriano se ha enganchado al asunto en un abierto afán protagónico. Con fina
astucia atisba que de ahí puede sacar raja política y una y otra vez aborda el
tema con particular virulencia, no obstante que en Chiapas hay un catálogo de
cuestiones y desafíos que demandan el concurso de todos los chapanecos, pero
principalmente de los legisladores porque representan a la sociedad.
El
que se sienta libre de pecados que lance la primera piedra, les dijo Jesús a
los fariseos que iban a apedrear a la mujer adúltera. La autoridad se halla
precisamente en la autoridad moral y ésta se conquista entre el decir y hacer,
entre el hacer y ser: se conquista, no se fabrica.
Vaya:
la señora Soriano olvidó que formó parte de ese gobierno al que ahora critica y
fustiga con tanta rabia porque el gobierno está conformado por los poderes
Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Ella fue diputada en la LXIII Legislatura,
primero suplente de Martha Grajales Burguete y cuando ésta se incorpora a la
campaña de Yassir Vázquez Hernández para la presidencia de Tuxtla, Soriano se queda
como diputada propietaria.
Marta
Grajales intentó regresar a la curul. No pudo porque Soriano le armó un
aquelarre personal y legal. Ambas allegadas del gobernador Sabines, muy
cercanas del grupo político manejado por Nemesio Ponce Sánchez, Soriano no sólo
encaró a Grajales para afianzarse en la diputación, sino que acudió a los
tribunales alegando que se violentaban sus derechos políticos. Finalmente logró sus fines perversos al ser
ratificada como diputada propietaria para concluir esa Legislatura afín al
gobernador Sabines y cuyo enlace era justamente el doctor totalmente palacio
Nemesio Ponce Sánchez.
Sabines
guardaba aprecio a ambas. Buscó una salida salomónica para zanjar el conflicto.
Al ganar Yassir Vázquez la alcaldía, Sabines hizo Síndico Municipal a Martha
Grajales y le permitió a Alejandra Soriano un desenvolvimiento a sus anchas en
el Congreso ignorando que esculpía a su Frankenstein.
En
los primeros días de agosto de 2012, en alianza con Martín Ramos Castellanos y
el médico veterinario zootecnista Fernel Gálvez Rodríguez, Soriano intenta dar
un golpe de estado en el Comité Estatal del Partido de la Revolución
Democracia. Fue el primer aviso a Sabines.
Con
el propósito de tomar por asalto la dirigencia perredista crea una Comisión
Provisional Política Estatal contraria a los estatutos del propio PRD (artículo
66), Soriano expone ideas, metas y estrategias para la “reorganización” del
partido pero esconde el auténtico fin: manejar a su antojo las prerrogativas y
conquistar hegemonía.
El
efecto bumerang fue inmediato. Soriano es apaleada políticamente por los
perredistas de cepa no sólo por la perfidia de sus intenciones, sino porque se
acuerpa de personajes de triste figura y peores recuerdos, pues Ramos
Castellanos y Fernel Gálvez encarnan un cáncer terrible para el PRD que
atravesaba en esos momentos una grave crisis por la imposición de María Elena
Orantes en la candidatura al gobierno estatal.
BAJO
SOSPECHA
Por
omisión o participación Alejandra Soriano Ruiz está bajo sospecha porque ¿cómo
es que siendo diputada en esa Legislatura dominada por Sabines no supo o no
autorizó las deudas que contrajo el gobierno y que tienen a Chiapas en la ruina
financiera?
Aquí
es en donde la puerca torció el rabo y deslegitima el posicionamiento de la
diputada Soriano. En un país en donde el libertinaje aplasta las libertades, en
donde turbas iracundas secuestran con impunidad a los ciudadanos, es muy cómodo
acusar, denunciar, injuriar y difamar: lo realmente complicado y difícil es
probar.
Otro
dato no curioso sino incriminador es el puntual conocimiento que tiene la
diputada Soriano sobre los pasos que daba el magisterio en los días más
tormentosos del movimiento disidente.
Podría señalarse que es un eficiente publirrelacionista de los maestros
insurrectos, los zánganos, porque está
al tanto de la agenda que llevan, habla por ellos y en nombre de ellos y, en un
grave contrasentido, publicita su simpatía hacia una lucha irracional que
alteró la paz social, buscaba por todos los medios sembrar la ingobernabilidad
y atentó contra los derechos elementales de las mayorías.
Usted
y yo estamos de acuerdo en que pronto los implicados en el gigantesco hurto a
las arcas públicas de Chiapas tienen qué ser encarcelados no por un morbo
exacerbado, sino para la salud de la justicia y para honrar a la madre Themis.
En lo que sí no
estamos de acuerdo es en que las cuestiones de extrema seriedad como el de la
rapiña cometida por los funcionarios de esa administración, sirvan para
engordar el caldo político de individuos tortuosos que, deliberadamente,
ignoran el aforismo popular de que tanto peca el que mata la vaca como el que
le jala la pata.
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