José Luis Castillejos Ambrocio
Durante años se tejió la historia negra de que Joaquín “El Chapo”
Guzmán se acantonó en territorio de Comitán, Chiapas y que se desplazaba
por un corredor de esa ciudad hacia Guatemala donde tenía una especie
de “santuario” para descansar y reorganizar al cártel de Sinaloa,
considerada una de las empresas más eficaces del mundo.
Lo de su residencia en Chiapas era un mito. Nada de eso es cierto.
Primero porque el narcotraficante no tenía las condiciones necesarias y
en ese sitio donde todo es “ubicable” estaría al descubierto y huir
hacia Guatemala donde el grupo de los Zetas han sentado sus reales era
una osadía.
Segundo para el Chapo Guzmán era más fácil moverse en el mundo de
Sinaloa donde tenía comprada a autoridades, algunos comunicadores,
informantes y tenía todo un aparato logístico y un sistema de
inteligencia que le ayudaba a eludir la justicia con facilidad y poner
tierra de por medio.
Tercero, Joaquín Guzmán tenía siete casas de seguridad con túneles
interconectados, puertas blindadas y usaba corredores en las zonas de
drenajes para escapar cuando la Marina, Ejército o la Policía quería
capturarlo.
Desde la muerte de Osama Bin Laden en 2011, Joaquín El Chapo Guzmán
(Badiraguato, 1957) era el hombre más buscado del mundo, según El País.
“El capo mexicano es el líder del cártel de Sinaloa, una gigantesca
organización narcotraficante que funciona como una transnacional: se
dedica al cultivo, producción, tráfico y venta de marihuana, cocaína,
heroína y metanfetamina. El tamaño del cártel situó a Guzmán como uno de
los hombres más ricos del mundo del listado de la revista Forbes. En su
ramo, el tráfico de droga, el cártel de Sinaloa es considerado como una
de las empresas más eficaces del mundo y El Chapo, un mote que en
mexicano significa “bajito”, era su CEO”, añadió.
Las rutas de distribución del cártel de Sinaloa unen los campos de
amapola de Afganistán con las calles de Chicago. Sus cultivos de siembra
en México cubren al menos 60.000 kilómetros cuadrados, una superficie
equivalente al territorio de Costa Rica, según un artículo publicado en
The Economist. Controla el 45% de la droga que pasa por el país e
introduce una cuarta parte del total de narcóticos que se consume en EE
UU, de acuerdo al cotidiano español.
Guzmán, un hombre robusto que mide cerca de 1,60 metros según fuentes
de seguridad mexicanas, nació en una familia de campesinos pobres en un
pequeño pueblo de Sinaloa, al oeste de México. Estudió hasta sexto de
primaria y huyó de su casa cuando aún era un adolescente. Se ganó la
vida como agricultor hasta que en 1980 se unió a las filas del
desaparecido cártel de Guadalajara, controlado por Miguel Ángel Félix
Gallardo El Padrino, capturado en 1989. En sus primeros años se dedicó a
hacer contactos con los narcotraficantes colombianos en Medellín y
Barranquilla para el transporte de cocaína hacia Estados Unidos, el
mayor consumidor del mundo.
La caída de Guzmán marca un hito en la historia de la lucha de la
narcoactividad en México, donde han muerto más de 60, 000 personas en la
disputa de territorios.
El narcotraficante tenía una fortuna de más de 1,000 millones de
dólares que lo convirtió en uno de los hombres más ricos del planeta y
también en uno de los más buscados, desde hace 13 años, por agencias
antinarcóticos de México y Estados Unidos y por cuya cabeza se ofrecían
cinco millones de dólares.
Sin duda subirán los bonos del gobierno de Enrique Peña Nieto aunque
saltan las dudas de qué fue lo que conversó el presidente mexicano con
su par de Estados Unidos, Barack Obama, ya que poco después de la visita
de este a México se da la captura y está más que probado que jugó un
rol protagónico la Drug Enforcement Administration (DEA).
Ahora habrá que estar preparados para el “coletazo” que pueda darse
tras la captura del narcotraficante ya que en la disputa de la plaza
puede meterse los Zetas y otros grupos que disputan espacios en Centro y
Sudamérica y ahora querrán estar al frente de la multinacional del
narcotráfico que El Chapo deja ahora.
Otra duda que surge es que fueron agentes de la DEA los que
capturaron al Chapo y luego lo entregaron a las autoridades mexicanas y
de ahí que el diario New York Times haya lanzado primero la información
lo que llevó, después, al presidente de México, Enrique Peña Nieto a
confirmar la versión en su cuenta de Twitter.
Sin dudas hay muchas cosas por aclarar.
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