miércoles, 2 de abril de 2014

El discurso de la muerte…


• Los ideales de Luis Donaldo Colosio Murrieta, solo quedaron en eso, en el discurso porque persiste la perversión, la demagogia, la corrupción, el engaño y la simulación. Nada ha cambiado en el nuevo PRI del siglo XXI…


Ruperto Portela Alvarado/Areópago

Compañeras y compañeros de partido; Compatriotas:
“Aquí está el PRI con su fuerza. Aquí está el PRI con sus organizaciones; está con su militancia, está con la sensibilidad de sus mujeres y de sus hombres. Aquí está el PRI con su recia vocación política. Aquí está el PRI para alentar la participación ciudadana.
Aquí está el PRI para mantener la paz y la estabilidad del país, para preservar la unidad entre los mexicanos. Aquí está el PRI en pie de lucha. Aquí está el PRI celebrando un año más de intensa actividad política.
Aquí está el PRI que reconoce los logros, pero también el que sabe de las insuficiencias, el que sabe de los problemas pendientes. Aquí está el PRI que reconoce que la modernización económica sólo cobra verdadero sentido, cuando se traduce en mayor bienestar para las familias mexicanas y que para que sea perdurable debe acompañarse con el fortalecimiento de nuestra democracia. Esta es la exigencia que enfrentamos y a ella responderemos con firmeza”.
No, no es el discurso del Presidente Enrique Peña Nieto ni tampoco del dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz en el festejo del 85 aniversario del Partido Revolucionario Institucional del 4 de marzo de 2014. Es el discurso que pronunció el 6 de marzo de 1994, hace 20 años, el entonces candidato a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, que para muchos fue la sentencia de su muerte, de su vil y cobarde sacrificio que todavía se especula que fue un asesinato de estado donde el principal implicado fue Carlos Salinas de Gortari.
Donaldo Colosio fue claro y vislumbraba lo que pasaría 6 años después de este discurso que probablemente provocara su asesinato el 23 de marzo de 1994. Así se expresó ese 6 de marzo en el Monumento a la Revolución con respecto a su visión del partido entonces hegemónico:
“Quedó atrás la etapa en que la lucha política se daba, esencialmente, hacia el interior de nuestra organización y no con otros partidos. Ya pasaron esos tiempos. Hoy vivimos en la competencia y a la competencia tenemos que acudir; para hacerlo se dejan atrás viejas prácticas: las  de un PRI que sólo dialogaba consigo mismo y con el gobierno, las de un partido que no tenía que realizar grandes esfuerzos para ganar.

Como un partido en competencia, el PRI  hoy  no  tiene  triunfos  asegurados,  tiene que luchar por ellos y tiene que asumir que en la democracia sólo la victoria nos dará la estatura a nuestra presencia política. Cuando el gobierno ha pretendido concentrar la iniciativa política ha debilitado al PRI. Por eso hoy, ante la contienda política, ante la contienda electoral, el PRI, del gobierno, sólo demanda imparcialidad y firmeza en la aplicación de la ley. ¡No queremos ni concesiones al margen de los votos ni votos al margen de la ley!
No pretendamos sustituir las  responsabilidades  del gobierno, pero tampoco pretendamos que el gobierno desempeñe las funciones que sólo a nosotros, como partido, nos corresponde desempeñar”.
Es hoy este, todavía un mensaje para el PRI de Peña Nieto que recuperó el poder y que no puede seguir hablando consigo mismo ni imponiendo razones que en la mayoría de veces no tiene. Pero el punto medular del discurso del 6 de marzo de 1994, el de hace 20 años y que todavía tiene vigencia, es este:
¡Cambiemos, sí! ¡Cambiemos! ¡Pero hagámoslo con responsabilidad, consolidando los avances reales que se han alcanzado, y por supuesto, manteniendo lo propio: nuestros valores y nuestra cultura!
¡México no quiere aventuras políticas! ¡México no quiere saltos al vacío! ¡México no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces! ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia!
Esa parte y otras más, parecieran que fueron dirigidas al entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari quien se desempeñó no solo “en la perversión y la demagogia, sino también en la corrupción y el engaño, pues decía el mal logrado candidato presidencial priista Luis Donaldo Colosio Murrieta:
“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales. Veo a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso.
Yo veo un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones. Los problemas que enfrentamos los podemos superar.  Yo me propongo encabezar un gobierno para responderle a todos los mexicanos. El cambio con rumbo y con responsabilidad no puede esperar”.

VOLTEÓ A CHIAPAS…
En ese discurso, COLOSIO volteó a Chiapas donde apenas el 1 de enero de ese año del discurso y su muerte el Ejército Zapatista se había levantado en armas por la situación de rezago, pobreza y abandono en que lo mantuvo el gobierno federal y en especial el de Carlos Salinas de Gortari que, dicho de paso, sigue estando igual o en peores condiciones. Esto dijo esa vez:
“Manifiesto mi más profundo compromiso con Chiapas. Por eso debemos escuchar todas las voces, no debemos admitir que nadie monopolice el sentimiento de los chiapanecos. Expreso mi solidaridad a todos aquellos  chiapanecos  que aún no han dicho su verdad, a todos aquellos que tienen una voz que transmitir y a todos aquellos que tienen una palabra que expresar.
Debemos de asumir y debemos de decidir. Debemos de decidir si nos asumimos plenamente como una sociedad plural o si concesionamos sólo a algunos la interlocución de nuestros intereses. Chiapas es un llamado a la conciencia de todos los mexicanos. Pero nuestra propuesta de cambio, no se limita a responderle solamente a Chiapas. Le queremos responder a todos los mexicanos, a los de todos los pueblos, a los de todos los barrios, a los de todas las comunidades”.
El discurso fue largo y sustancioso. Es una joya que quedó para la posteridad que cada año se recordará porque los ideales de Luis Donaldo Colosio Murrieta, solo quedaron en eso, en el discurso porque persiste la perversión, la demagogia, la corrupción, el engaño y la simulación. Nada ha cambiado en el nuevo PRI del siglo XXI. Colosio es solo un referente de democracia y el ícono para celebrar el 23 de marzo su muerte…

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