lunes, 23 de diciembre de 2013

MAVECO: UN AÑO… Y LO QUE VIENE

        
           Hubert Ochoa/Areópago

Si de por sí gobernar personas es un asunto de exige habilidades de suyo convenientes, destreza y claridad mental, gobernar Chiapas es todavía de magnitudes extraordinarias por factores que no escapan del sentido común: el surrealismo, su complejidad por el choque de dos culturas, su cosmogonía  enraizada en credos diversos e ideologías contrastantes; los cismas fratricidas, la explotación caciquil y la rapiña de antaño, por ejemplo.
Gobernar no es una tarea reservada para los pusilánimes o los autócratas sino para hombres o mujeres que poseen cualidades excepcionales porque entienden que, en este  arte, deben conservar un equilibrio emocional que les permita tener siempre los pies sobre la tierra sin perderse en los callejones de la demencia, como tristemente ocurrió en Chiapas en trágicos episodios de corrupción, saqueo y abuso de autoridad.
Manuel Velasco Coello es un joven que, ciertamente, pertenece a una corriente generacional en cuyo talento y esfuerzo está la transformación integral de nuestras sociedades. Por eso valora sin reconcomios que el buen gobierno, más allá de cumplir anhelos y metas propias y de ser un cargo mandatado y legitimado por los ciudadanos, se trata de un servicio que mira siempre a remover obstáculos para que los gobernados sean más libres, más felices, más responsables, más solidarios y, por supuesto, les vaya mejor.
Las recetas para el ejercicio de un buen gobierno no se hallan en los manuales de una librería de cualquier esquina ni se macizan en los consejos hipócritas de la señorita Laura, sino en la riqueza espiritual consolidada en el seno de la familia, en la experiencia que da el tránsito en el servicio público honesto y comprometido, la cercanía con la gente, con los que menos tienen; saber escuchar y entender. Para conocer el sufrimiento de los demás es necesario haber sufrido.
Hemos recorrido un año hartamente difícil en Chiapas. Despertamos de la fantasía en la que fuimos un pueblo de ilotas con discursos maquillados de mentiras y cifras empalagosas pero irreales. Chiapas fue una pelandusca abusada una  y otra vez por funcionarios deshonestos, sin escrúpulos, que la lastimaron sin piedad y, luego de abusarla con tanta crueldad y de manera tumultuaria,  la  abandonaron a su suerte para ellos gozar de fortunas mal habidas y llevar una nueva de vida de aristócratas si antes eran tipos anodinos, vecinos de barrios arrabaleros, dueños de cibercafé o camilleros de la Cruz Roja de la ciudad de México.
El barco estuvo a punto de zozobrar. La nueva administración se inició con una deuda brutal de 23 mil millones de pesos heredada por anteriores regímenes. Lo primero era reestructurar ese débito y evitar un colapso de resultados insospechados. Chiapas se financió y pudo pagar prudentemente los compromisos financieros. Este 2013, a diferencia de 2012, se cubrieron a tiempo todos los salarios de los servidores públicos, sin generar deuda.
El nuevo capitán pudo, pese a encontrar un estado en ruinas, saqueado, remontar no sin complejidades los más ingentes problemas manteniendo lo más preciado para nuestras familias: la paz, la gobernabilidad, la seguridad, el Estado de Derecho; un pueblo en libertades, más allá de los deseos caníbales de quienes quieren ver sangre en el escenario chiapaneco para satisfacer morbos o venganzas personales.
Se critica a la juventud porque se confunde con inexperiencia. Error. Sin relevo generacional no hay continuidad de las ideas ni de los programas. Los problemas de Chiapas necesitaban un nuevo rostro, frescura; nuevas ideas y vigor, un cambio de actores políticos para empujar la gran transformación de la estructura social y sacar a Chiapas del paisaje desastroso en el que nos lo dejaron.
Hemos dicho pero debemos repetírselos a los insensatos que la enorme brecha de iniquidades, acumulada en media centuria de abusos e indolencia oficial, no puede resolverse de la noche a la mañana, en un santiamén o con varita mágica. Los esfuerzos, la operación y tratamiento estratégico de los problemas que observamos en un año están orientados, precisamente,  a sentar las bases de un futuro despejado y sereno para los que hoy son niños y jóvenes y mañana seguirán compartiendo y enriqueciendo nuestra casa común.

LOS EJES
        Soportado en cuatro ejes que son desarrollo, crecimiento, bienestar y medio ambiente, el gobierno cimentado por el güero Velasco trabaja sin distracciones momentáneas ni futuras vigorizando una administración  honesta, transparente, austera, que sirve a la gente, dando prioridad a los temas de educación, migración,  frontera sur, desarrollo sustentable, campo, medio ambiente, desarrollo turístico y asistencia social.
           Hay en Chiapas un gobierno de puertas abiertas, de coalición, plural e incluyente semejante al que ofreció Manuel Velasco hace 365 días. Es un gobierno que cumple compromisos y da resultados. Las libertades son salvaguardadas. La relación de respeto y la colaboración institucional con los otros poderes, el Legislativo y Judicial, también es clave  en el Chiapas de hoy.
         Con el Congreso del Estado, el gobernador Velasco construye un marco legal progresista para las y los chiapanecos, mientras que con el Poder Judicial une fuerzas para fortalecer un sistema de justicia más autónomo, moderno, profesional y transparente. Asimismo trabaja con los 122 Ayuntamientos sin importar su origen partidista, los visita y lleva beneficios para sus habitantes.
Hay notables avances en materia de educación. El campo es otra de las grandes prioridades. Son muchos los retos que enfrenta la diversidad de cultivos. Todos son urgentes. Las medidas que se tomaron este año fueron la opción para desarrollar mayores acciones en los años próximos.
Complejo es el panorama de los principales productos agrícolas de exportación chiapaneca y por ello este año se buscó mercados alternativos para llevar el esfuerzo de los productores. En breve se empezará a enviar cosechas a esos lugares y para finales de esta administración tendremos una gran fortaleza. Nuestra mira está en las naciones asiáticas, fundamentalmente China; igualmente Rusia y Oriente Medio.
La vocación natural  de Chiapas se está potenciando con programas agropecuarios que son de largo aliento para este sector estratégico para la seguridad alimentaria nacional.
En Chiapas no hay tiempo para las lamentaciones porque son tiempos de trabajo, escrutando opciones viables para millones de personas que son la fortaleza de la entidad y que es la gente de las comunidades rurales, ha dicho el gobernador Velasco y lo ha refrendado en cada una de las regiones.
Otra de las grandes urgencias del pueblo chiapaneco es su salud. Las condiciones de trópico húmedo y los diversos vectores de la zona son un portentoso desafío que debe ser enfrentado, nada mejor que la colaboración de los chiapanecos en esta cruzada que encabeza Manuel Velasco Coello.
El gobierno ha cabildeado bien el respaldo federal e internacional para abatir las llamadas enfermedades de la pobreza, además de la desnutrición infantil. Las acciones son múltiples y la sinergia ha sido básica para duplicar bríos y hacer más con menos recursos. Esa es la instrucción que dio el Güero  Velasco a su gabinete y que se viene cumpliendo a marcha forzada.
Las metas previstas para finales de esta administración son alentadoras y los alcances son ya visibles en miles de comunidades donde se han entregado paquetes familiares, becas, desayunos escolares, entre otros muchos apoyos.
Para lograr mejores metas en salud y nutrición, el gobernador Velasco ha sido un incansable promotor y gestor de recursos para Chiapas que tienen como destinatario cientos de miles de personas, entre las que destaca la niñez de los pueblos rurales  y los nuevos asentamientos en las principales ciudades.
Trabajando es como se construye un mejor destino para Chiapas y a eso convoca diariamente el gobernador chiapaneco.

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