• Tiende Samuel Toledo un círculo de corrupción y complicidad, mientras que la anarquía crece en la capital
• Paga sueldos de 3 hasta 14 mil pesos
mensualmente; madres, hermanos y recomendados de regidores, ex regidores y
políticos figuran en la lista
Carlos Urze/Lavariaga/Areópago.
En el ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez hay en total 350 aviadores que cobran sueldos que van de los 3 mil a los 14 mil pesos al mes. El alcalde Samuel Toledo Córdova Toledo, herencia del gobierno de Juan Sabines Guerrero y uno de los más notables miembros de la pandilla que encabezó Nemesio Ponce Sánchez, llamado en su momento el doctor totalmente palacio, ha tendido un círculo de complicidades que involucra a regidores, algunos diputados del Congreso local y a funcionarios de primer nivel del ayuntamiento.
La mitomanía, dice la ciencia
médica, es un trastorno psicológico que consiste en mentir de manera compulsiva
y patológica. Eso es Samuel Toledo: un mitómano, un mentiroso obsesivo porque
una y otra vez le ha mentido a los tuxtlecos. Es mentiroso y corrupto.
En el número 525, Areópago documentó el descarado y
abusivo reparto de bonos autorizado por el presidente municipal a los funcionarios
de la Comuna y
a los 14 regidores por un monto de casi medio millón de pesos, en un abierto
desafío a la política de austeridad impulsada por el gobernador Manuel Velasco
Coello. Los regidores callan ante las anomalías porque su silencio le cuesta a
los tuxtlecos 13 mil pesos al mes en bono, limpio de polvo y paja, porque su
dieta quincenal es intocable.
Ese bono permite al alcalde un
ingreso de 17 mil pesos cada mes adicional a su sueldo que, en contraste a lo que marca la Ley, no se publica en el
portal de Internet del propio ayuntamiento. El ayuntamiento está convertido en
un botín, como en los mejores tiempos del nefasto Yassir Vázquez Hernández.
El 7 de noviembre de 2012, a 35 días
de haber asumido la alcaldía como parte de la herencia maldita del sabinato, Toledo captó reflectores al
anunciar, incluso a la prensa nacional, una investigación que permitió, según
él, el despido de 200 aviadores de la Comuna.
Para impedir que durante su administración se presenten de
nueva cuenta estos casos, el presidente municipal anunció que ya se diseña una propuesta para
establecer filtros y verificar que los trabajadores cumplan con las
obligaciones para las que son contratadas.
Mintió.
La participación ciudadana marcará
el camino que recorreremos juntos, afirmó Samuel Toledo al jurar el cargo de
alcalde. Dijo entonces que su único patrón serían los tuxtlecos y que además
éstos serían sus únicos asesores. Otra mentira.
Lo del alcalde Toledo ha sido una
llamarada de petate. No obstante que el reclamo de los ciudadanos es poner en
orden las finanzas de la alcaldía que dejó endeudada Vázquez Hernández con arriba de 900 millones de pesos, así como
trabajar en la atención inmediata de los problemas citadinos como el vicio y la
prostitución, Samuel Toledo se halla atrapado en un torbellino de corrupción y
de confabulaciones, pues su cordón umbilical está atado al clan de Juan Sabines
Guerrero, de Nemesio Ponce Sánchez, de Yassir Vázquez Hernández, de los
hermanos Perkins Cardoso, los hermanos Gamboa López, célebres ladrones que
todavía siguen en la impunidad.
No tiene el más mínimo interés de
servir a los tuxtlecos. Tiempo atrás se sabe que en el Ayuntamiento hay una
abultada plantilla de personas que devengan salarios sin trabajar y que los alcaldes se vuelven
rehenes de los dos mafiosos que controlan los sindicatos de empleados: Carlos
Valdivieso Santiago y Roque Morales Santiago, principales beneficiados de la
rapacería que se comete al erario público.
Una y otra vez los tuxtlecos han
exigido a Toledo Córdova profundizar en la indagación a las arcas municipales para
fincar responsabilidades penales al ex alcalde Yassir Váquez Hernández y a los
más allegados de éste que le sirvieron en la alcaldía, como Verónica Montes
Rodríguez, responsable del área de recursos financieros, y Jessica Bonifaz
Trujillo, quien desde la
Dirección de Comunicación Social habría hecho un cochinero
con los dineros del pueblo.
Toledo ha desoído el clamor popular. Todo lo
que es se lo debe al ex gobernador Sabines y él, junto con Yassir Vázquez, son
como hijos putativos del político que hoy radica en Acapulco: ¿Cómo entonces
podría Samuel Toledo pedir el encarcelamiento de Yassir Vázquez si son como
hermanos? Pero además porque él, Toledo, como titular de Hacienda, de la Auditoria General
del Estado, de la Función
Pública, del Trabajo, Economía y finalmente de Desarrollo y Participación
Social, también se encuentra bajo
sospecha por el saqueo perpetrado en el sexenio anterior que asciende, en
números conservadores, a 40 mil millones de pesos.
Toledo no puede hacerse el harakiri.
La obra que viva el centro, monumento de la corrupción en el período
del sabinato, es sólo un botón de muestra de la rapiña o la punta del iceberg.
Como Secretario de Desarrollo y Participación Social, en el último tramo de la
administración de Sabines, Toledo podría estar involucrado en un fraude de 480
millones de pesos en el que, se dice, figura hasta el cantante Emmanuel, tema
que Areópago difundirá en su próxima edición.
No es gratuito el repudio que se ha
ganado en estos pocos meses el alcalde Samuel Toledo. Asociada a su antipatía
para resolver los múltiples asuntos de la ciudad, siendo el más grave el del
ambulantaje que es la mancha negra de la capital, su connivencia con la
corrupción ha generado una anarquía quizá igual o peor que la que se vivió en
el corto mandato de Yassir Vázquez Hernández.
El 23 de mayo de 2013 por la mañana,
decenas de madres de familia bloquearon la vía que comunica a la escuela de
veterinaria de la UNACH,
rumbo al antiguo aeropuerto. Ellas viven en las colonias cercanas. Salieron a
protestar por la ausencia de camiones repartidores de basura, la falta de agua
entubada y la delincuencia implacable que, como un tigre agazapado, acecha a
los lugareños.
Micaela Vázquez, una de las vecinas,
dijo enfurecida: “No puede con el paquete. Es irresponsable e ineficaz. Es
mejor que se vaya”. La respuesta del alcalde, ilógica y majadera, fue advertir
que multaría con nueve mil pesos a quien sacara basura antes del toque de
campana que anuncia la llegada del camión recolector. Pero por esos rumbos no
hay ni toque de campana ni camión recolector, por eso la protesta.
Lo que ignoran las familias es que
el alcalde Samuel Toledo debe a la empresa Proactiva, encargada del servicio de
limpia en la ciudad, al menos 97 millones de pesos. Fuentes periodísticas
detallan que Toledo se ha negado a saldar la deuda señalando la insolvencia
financiera, pero en el fondo es una estrategia para aburrir a la empresa y
cancelarle la concesión de 13 años que tiene con el Ayuntamiento, pues su idea
es concesionar el servicio a otra empresa. Muchos millones de pesos seguramente
en juego, pues es el de la basura un negocio apetitoso.
LOS AVIADORES
Señalado en la lista de los 50 funcionarios del gobierno de Juan Sabines
Guerrero responsables del atraco de 40 mil millones de pesos al patrimonio de
los chiapanecos, mismos que están demandados en la Procuraduría General
de la República
por asociación delictuosa, enriquecimiento inexplicable, delincuencia
organizada, abuso de autoridad, abuso de funciones, entre otros probables
delitos, Toledo Córdova está al tanto de la existencia de los aviadores en las
nóminas del ayuntamiento. Esos aviadores cuestan a los tuxtlecos un promedio de
2 millones de pesos al mes.
Es, como se decía, un corro de contubernio.
Rodolfo Vicente Ladaga Reséndez, coordinador de asesores del alcalde y
responsable de la depuración de las nóminas, mantiene en distintas áreas a 50
personas que jamás se presentan a laborar, pero a las que se les paga
puntualmente. En la
Secretaría de Gobierno municipal hay otros 50 aviadores; 65
cobran como policías ciudadanos; otros 27 como policías de proximidad; 34
cobran como líderes de mercados; 15 están en la Dirección de Panteones;
56 como vigilantes voluntarios; 30 cobran por contrato como técnicos
especializados con categorías B y G; 19 están en áreas diversas; 15 en la Dirección Jurídica;
2 en la Secretaría
del ayuntamiento y 10 en la
Dirección del ayuntamiento. (El documento obra en poder de
Areópago).
Si bien la hegemonía la mantienen
Valdivieso Santiago y Roque Morales, alias el abuelo, dos individuos que por
años han saqueado los recursos del ayuntamiento, en la lista de los aviadores
figuran madres, hermanos y recomendados de regidores y ex regidores. En tanto
que a un diputado local, cabeza de una comisión importante del Congreso
estatal, le han asignado por lo menos 5 empleados a quienes religiosamente se
les deposita su quincena, pero no sirven al pueblo tuxtleco, sino a ese
legislador.
En los 15 meses de gestión, los
gobiernos de Yassir Vázquez Hernández y el interino de Felipe Granda Pastrana
gastaron 10 millones 282 642 pesos solo en viáticos, gastos de representación
(que incluía comidas y borracheras con whisky), pago de gasolina y de telefonía
celular. Por los niveles que alcanzó el pillaje, se trata inequívocamente de
los 15 meses más podridos, perversos y aborrecibles que recuerden los
tuxtlecos. Ni siquiera los gobiernos panistas, que cometieron atrocidades como
el pacobonos,
han sido tan repudiados como el de Yassir Vázquez Hernández.
Al paso que va, el alcalde Samuel
Toledo Córdova Toledo será el campeón de la corrupción en Tuxtla. El alcalde
duerme tranquilo. Se muestra sonriente en las fotografías que publica la prensa
local. Luce sus magnánimos dientes blancos como un mensaje de que nada le
inquieta, menos lo que digan los tuxtlecos y la prensa.
Apenas la semana pasada dijo en un
evento con el gobernador Manuel Velasco Coello que le refrendaba su compromiso
de trabajar a su lado, que es su aliado. Una mentira más, pues él recibe
órdenes desde Acapulco.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos de a pie ante estos saqueadores de cuello blanco? Es común ahora que la sociedad al enterarse del hurto se escandalice pero sólo eso...no pasa nada. Nada se puede hacer cuando estos delincuentes son juez y parte.
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