lunes, 5 de agosto de 2013

Sólo para enterados

        


• Más suciedad embarra a 50 ex funcionarios del sexenio pasado, pero hasta ahora la PGR no interviene
• La sociedad  chiapaneca tiene una sed inagotable de justicia; que los bandidos sean encarcelados y devuelvan lo robado
• El caso de un muchacho que robó pavos y el de Nemesio Ponce: tema para analizar


           Húbert Ochoa

       José Domínguez Sánchez, de 18 años de edad alias El Conejo, no tuvo tanta suerte como Nemesio Ponce Sánchez,  apodado El Camillero o el doctor totalmente palacio porque en su vida experimentó una metamorfosis asombrosa: de ser socorrista en un hospital de la delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México, en donde conoció a Juan Sabines Guerrero, en Chiapas fue durante seis años un personaje con omnipotencia casi celestial: una hoja de papel no se movía si él no lo autorizaba.
        El conejo, en cambio, es un pillo de poca monta sin una estrella que ilumine su camino. El miércoles 17 de julio de 2013 fue detenido por elementos de la Policía Estatal Preventiva en un operativo de inteligencia (¿?) minutos después de que del patio de una casa de la colonia UNE, de la localidad de Reforma, había sustraído seis guajolotes, según el reporte policial.

 
        En la fotografía que difundió la prensa se ve a un muchacho francamente arrepentido, de ropas andrajosas, exhibiendo las aves con sus dos manos. La policía de Reforma cree que la aprehensión de Domínguez es un hit detectivesco porque el individuo ya en una ocasión había hecho lo mismo en una granja de la zona, por eso la publicidad que se le dio a la detención y la ensalzan como si Domínguez se tratara del narcotraficante El Zeta 40.
         Domínguez fue puesto a disposición del Ministerio Público para definirle su situación jurídica pero alega que él jamás robó los rechonchos pavos, pues se los encontró en una vía de terracería de Reforma a Zapata camino a su domicilio. Cierta o no la versión del bisoño cuanto distraído ladrón, los pavos ya fueron devueltos a su propietario y él tiene asegurados algunos meses en prisión por el delito de robo. Cárcel y devolución del patrimonio ajeno para reparación del daño es lo correctamente democrático en una sociedad de leyes.
          A diferencia de José, Nemesio Ponce Sánchez es uno de los presuntos implicados en el robo del siglo perpetrado a las arcas públicas y para la opinión ciudadana copartícipe del endeudamiento con la banca cuyos intereses se irán acumulando en tasas variables acomodadas a políticas bancarias draconianas. 30 años después de 2012 esos intereses aún no serán saldados y ya no digamos el total de la deuda. Cada chiapaneco habremos de pagar durante esas tres décadas mil 717.1 pesos mensual.  
          Ya lo estamos pagando, pero ni cuenta nos damos.
         La deuda no es una simple gripa contraída de un miasma: la deuda en Chiapas fue provocada por una banda de facinerosos que encontró la mejor oportunidad de su vida para atracar. Y en el escrutinio colectivo destaca ese sujeto que en la ciudad de México llevaba una vida de clase media para abajo, que conducía un vetusto auto pointer rojo y que se veía en graves aprietos económicos para pagar las mensualidades de sus tarjetas departamentales. Un día el pointer sufrió un problema en el embrague. Para sacarlo del taller mecánico Nemesio Ponce tuvo que pedir fiado. Jamás pagó el importe.
         A diferencia de José, Nemesio Ponce no pisa la cárcel todavía. Hay bisbiseos de estar en la mira de la Procuraduría General de la República al igual que otros sospechosos como los hermanos Perkins Cardoso, Alejandro y Antonio Gamboa López, Carlos Jair Bolaños Cacho, James Gómez Montes, el ex alcalde Yassir Vázquez Hernández y decenas más que ya habrían abandonado el estado refugiándose en residencias propias o en casas de amigos en Los Ángeles, San Diego e Indianápolis, en Estados Unidos.
        Sin duda más maléfico para la sociedad que quien roba unos pollos ya sea por necesidad o por hambre aunque en ninguno de los dos casos se justifica un delito, Nemesio Ponce Sánchez ha logrado hasta ahora evadir cualquier acción penal y disfruta los placeres que dan la vida de nuevo rico: juega al golf, toma los mejores vinos, degusta cortes exóticos, viste las ropas de los diseñadores más sofisticados de Europa y calza zapatos exclusivos de Louis Vuitton.

 MÁS PUS…
        José es un bribón insignificante que no es miembro de ninguna pandilla delictiva. Es un rufián sin privilegios. Las asimetrías de ambos casos es un asunto pendiente para la justicia porque lo mismo debe estar en la cárcel José (lo está en Reforma) por despojar a alguien de su patrimonio, que los señalados en el hurto de al menos 40 mil millones de pesos cometido al dinero propiedad de los chiapanecos.
         Se trata de un caso del que poco a poco brota más pus. Entre más se le hurga mayor secreción hay. Ahora se sabe está embarrado el ex gobernador de Oaxaca pues con sus prestanombres también asaltó dinero de los chiapanecos a través de contratos multimillonarios con la asignación de obras públicas, ya que el tal Pepe Murat se dice es dueño de varias constructoras que no están a su nombre. Uno de sus testaferros, José Manuel Flores Ríos, alias el Oaxaco, fue encontrado recientemente muerto asesinado a tiros en el estado de Veracruz.
        El martes 25 de junio de 2013 elementos de la Procuraduría General de la República detuvieron al ex gobernador de Tabasco Andrés Granier Melo por un peculado de 989 millones de pesos y lavado de dinero. A partir de ello la confianza de los chiapanecos en la justicia se avivó de nuevo, pues la misma PGR dio entrada, en abril 2 de 2013, a una demanda en contra de 50 ex funcionarios del sexenio 2016-2012 en Chiapas, entre los que sobresalen precisamente el ex alcalde Yassir Vázquez Hernández, Carlos y Mauricio Perkins Cardoso, Nemesio Ponce Sánchez, James Gómez Montes, Alejandro y Antonio Gamboa López, ente otros.
La querella está conformada por 129 hojas y 900 anexos probatorios. Sin embargo, hasta ahora nada ha pasado.
        Cuando Colosio evocando al maestro Justo Sierra dijo que México tiene hambre y sed de justicia no erró ni un ápice. En Chiapas hay hambre, mucha hambre y pobreza es cierto, pero también una sed inagotable de justicia, de la aplicación de la ley para que todos los confabulados en el desfalco a los recursos del pueblo vayan a prisión.
        Y así como la ley se mostró soberbia y arrogante con José al encarcelarlo y regresar lo ajeno, así debe engallarse para no permitir impunidad para que los bandidos del sexenio 2006-2012 no sólo sean mandados al garrote, sino también devuelvan lo que es pertenencia del pueblo chiapaneco.
Eso debe ocurrir en una sociedad de leyes. ¿La nuestra lo es?

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