miércoles, 24 de septiembre de 2014

Vuelos mortales


 ·        En poco más de dos décadas  han muerto al menos cincuenta personas en accidentes aéreos en Chiapas. Los más trágicos han sido uno de la empresa Aerocaribe y otro de Aviacsa. Ambas ya no surcan  cielos chiapanecos.
·        Varias avionetas también se han desplomado de los cielos chiapanecos; los más recientes ocurrieron en Tapachula y Ocozocoautla

·        ¿Y si los extraterrestres se llevaron el avión de  Malaysia Aeirlines para experimentar con los humanos?

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Rafael Díaz/Areópago.-

Una avioneta Cesna 182 con matrícula XB-BJO se desplomó el miércoles 10 de septiembre de 2014 alrededor de las 11:00 horas dentro de un terreno ubicado en el ejido Francisco I. Madero, en la zona baja del municipio de Tapachula. El saldo fatal es de una persona fallecida y cuatro con heridas graves.

El Sistema Estatal de Protección Civil dio a conocer que la aeronave se localizaba en un predio ocupado para siembra de flores exóticas,  a 300 metros del ejido Francisco I. Madero. Hasta allí arribaron elementos del Ejército, Policías Federales, agentes de la Procuraduría de Justicia Estatal, Secretaría de Seguridad Pública, Bomberos, Protección Civil y Policía Municipal.

En la avioneta iban Fernando Flores Gómez, de 74 años, originario de Tumbalá, Chiapas, quien perdió la vida por múltiples golpes;  José Chapa Ibarra, piloteaba la unidad; Javier Ibarra Ortiz, de Tuxtla Gutiérrez; Daniel López Figueroa, oriundo de Tapachula y una mujer que se encuentra en calidad de desconocida. Fueron trasladados al hospital de especialidades Ciudad Salud debido a las contusiones sufridas por el brutal impacto.

Autoridades han informado que sobrepeso y  fallas en el motor, además de rachas de viento  propiciaron  una sacudida y el choque frontal  de la aeronave  contra los árboles. Por su parte, el Ministerio Público y autoridades del ramo efectúan diligencias y peritajes correspondientes.

No es el primer caso. El 23 de marzo de 2014 al medio día, dos personas murieron al caer una avioneta  de  recorridos  turísticos  en  inmediaciones del centro eco turístico Sima de Las Cotorras, en el municipio de Ocozocoautla de Espinosa, en la región Centro de Chiapas.

El 17 de enero  de 2013  por la mañana, una avioneta Pipper Navajo modelo PA-31 de matrícula XB-EZY que pretendía despegar con destino a Oaxaca se derrumbó en el aeropuerto internacional Ángel Albino Corzo, a unos 40 minutos de Tuxtla Gutiérrez,  perdiendo la vida al menos cinco personas. La aeronave explotó al impacto y se generó una intensa columna de humo.

En poco más de dos décadas  han muerto al menos cincuenta personas en accidentes aéreos en Chiapas. Los más trágicos han sido uno de la empresa Aerocaribe y otro de Aviacsa. Ambas ya no surcan  cielos chiapanecos.

El 8 de julio de 2000, el vuelo  7831 de  Aerocaribe que cubría la ruta Tuxtla Gutiérrez-Veracruz-Villahermosa-Mérida  había salido de Tuxtla Gutiérrez a las 19:30 horas con 17 pasajeros y dos tripulantes a bordo. 19 minutos después, el piloto Jorge Orrín Urista, con más de 5 mil horas de vuelo, informó a la torre de control de Villahermosa, Tabasco, que desviaría su itinerario debido al mal tiempo y la escasa visibilidad imperantes. El aparato se estrelló contra una montaña de la comunidad Chulum, municipio de Tila.

Las tareas de rescate del Ejército Mexicano y cuerpos de socorro fueron inextricables y agotadoras, ya que al lugar (una profunda cañada) donde se esparcieron los restos de las víctimas se llegaba solo caminando ocho horas. El percance mortal ocurrió once minutos antes de que el avión aterrizara en Villahermosa. A las 19:49 horas fue el último contacto que se tuvo con la tripulación.               

El 10 de mayo de 1990  otro  suceso  similar  llenó de dolor a los chiapanecos. La visita de su Santidad Juan Pablo II a la catedral de San Marcos de Tuxtla Gutiérrez se vio empañada porque, horas antes, un avión de la aerolínea Aviacsa realizó un descenso incorrecto en el aeropuerto de Terán (hoy base aérea militar) matando a 15 viajeros, entre ellos el Obispo de Tapachula Luis Miguel Cantón Marín.

Sobre el caso del Obispo Cantón hay una anécdota singular. Se dice que ese día, ante su deseo irrefrenable de ver a su Santo Padre (es decir El Papa) estaba a lista de espera en el aeropuerto de Tapachula. Alguien canceló y ese boleto se le vendió a él. Si esto es cierto se confirma el dicho de que cuando te toca, aunque te quites, y cuando no, aunque te pongas.

CON EL JESÚS EN LA BOCA…

Desde que los hermanos Wright hicieron el primer vuelo en los Estados Unidos, el aéreo es el medio más rápido y moderno del mundo que, por supuesto, no excluye a los chiapanecos. Hoy ya no sólo vuelan los hombres de empresa: también lo hacen personas comunes que pueden pagar un boleto y que, por una u otra razón, necesitan trasladarse de un lugar a otro. Ya no se trata de un sueño del hombre para igualar a los pájaros, sino de una necesidad que va en sintonía con la tecnología y el adelanto mundial.

Estudiosos opinan que manejar un auto es mucho más riesgoso que  subirse en  un avión. Pese a ello los accidentes  aéreos  son  una amenaza latente. El  más sonado en la época moderna es sin duda el de la línea Malaysia Aeirlines (un Boeing 777 con registro  MH370) que se extravió en el Océano Índico el 8 de marzo de 2014 con 239 personas cuando realizaba una travesía de Kuala Lumpur a Beijín.

 Hay varias versiones sobre la catástrofe. Alguna de ellas apunta a que en el interior del avión iba material secreto que no conviene a Estados Unidos y por eso fue derribado. Pero hasta ahora nadie ha dicho que ese avión pudo haber sido llevado por extraterrestres a  otro planeta en donde quieren experimentar con los humanos.

                La empresa Avicasa, que ya no vuelva a Tuxtla Gutiérrez, fue señalada varias veces por la negligencia de su personal de tripulación. El 2 de julio de 2009, el avión 737 XA-UCG de Aviacsa, procedente de Tuxtla Gutiérrez, se despistó al arribar al aeropuerto internacional de la Ciudad de México (AICM) debido a que se le poncharon dos neumáticos del tren de aterrizaje posterior izquierdo, sin que en el percance derivara en personas lesionadas.

      Luego del despiste, la aeronave pudo continuar su desplazamiento hasta una calle de rodaje a la que llegó un autobús para trasladar a los 49 pasajeros y cinco tripulantes a la sede del AICM.

      En su momento, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) señaló que la aeronave que sufrió el percance era una de las 25 unidades reportadas con fallas por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGCA) y que fueron suspendidas de forma temporal, hasta que Aviacsa obtuvo una suspensión definitiva sobre la actuación de la autoridad y remprendió operaciones.

Varios relatos me han dado sobre casos que tuvieron a los pasajeros con un Jesús en la boca. En una ocasión, un avión de esa línea (Aviacsa) literalmente aterrizó entre corrales de bueyes en los alrededores del aeropuerto Llano San Juan (ya no funciona) debido al mal tiempo y a la falta de pericia del piloto.

Otra vez una despresurización en un vuelo de México a Tuxtla Gutiérrez puso en grave peligro la vida de al menos 80 viajeros. La aeronave aterrizó de emergencia en el aeropuerto de la Ciudad de México, de donde había despegado sólo 25 minutos antes.  Otro episodio fue el de una aeronave que venía de Puerto Vallarta a Tuxtla con escala en la Ciudad de México, cuando la irresponsabilidad de los pilotos provocó que el tren de aterrizaje de abriera en pleno cielo generando que la nave se zarandera y con el susto de la gente.

     

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