• Areópago efectúa un recorrido por la vida y
trayectoria de Enoc Hernández Cruz, actual director del ICATECH
• Cuenta cómo llegó a alcalde de San Cristóbal; cómo
sostuvo sus estudios y su admiración por la familia Velasco Coello
• Areópago efectúa un recorrido por la vida y trayectoria de Enoc Hernández Cruz, actual director del ICATECH
• Cuenta cómo llegó a alcalde de San Cristóbal; cómo sostuvo sus estudios y su admiración por la familia Velasco Coello
Rafael Díaz/Areópago.
¿Te imaginaste un día que llegarías
hasta aquí? le pregunto sin rodeos a Enoc Hernández Cruz.
Y así, sin rodeos, él suelta la
respuesta:
No.
Pero creo mucho en Dios y en mis capacidades.
Designado el 15 de mayo de 2013 por la Junta Directiva del Instituto
de Capacitación y Vinculación Tecnológica del Estado de Chiapas, el ICATECH,
como titular del organismo, Enoc Hernández Cruz admite con modestia que la
perseverancia, el esfuerzo, guiado siempre por Dios y el consejo de sus
semejantes, es lo que le ha permitido llevar una carrera política
sobresaliente. No niega que la política es siempre un terreno minado o como
caminar en arenas movedizas.
De 42 años de edad, originario del
ejido Miguel Hidalgo que está situado a unos 17 kilómetros de la cabecera
municipal de Jiquipilas, hijo de padres campesinos, Enoc Hernández platica con
el reportero en sus oficinas del Instituto poco después de las 6 de la tarde.
Es martes 25 de junio. Ha regresado de supervisar la unidad del ICATECH de
Soyaló, en el norte de Chiapas y apenas ha comido algo ligero. Viste guayabera
y pantalón en color caqui.
Con una infancia y juventud
difíciles, hombre que sabe del trabajo y de la disciplina, devoto de la familia
y educado en sólidos valores morales, Enoc Hernández se sumó al gabinete del
gobernador Manuel Velasco Coello estimulando un buen sabor de boca en la
sociedad, e incluso en la clase política que le reconoce la talacha
que ha hecho en Chiapas por poco más de una década.
Ocupado en los objetivos, impaciente
en los detalles, con visión estratégica sobre cualquier proyecto como todo buen
Aries pues nació el 25 de marzo de 1971, el funcionario sostiene que ha
convocado en el ICATECH a producir en equipo, a aportar el mayor esfuerzo
posible, sin regateos, para que el
organismo se zarandee la inercia y se sume a la construcción del nuevo Chiapas,
reto del gobernador Manuel Velasco Coello.
Lo explica: “Lo que nos hemos
propuesto es pasar de un centro capacitador a uno de evaluación y finalmente
convertirnos en un centro certificador de calidad y prestigio, que acompañe y
vincule con el uso de las tecnologías a que la población menos favorecida pueda
gozar de mano de obra calificada”.
-No es una utopía?
-Desde luego que no. Es la
instrucción del gobernador Manuel Velasco Coello. Una mano de obra calificada
permitirá una competencia justa por un empleo en el mercado laboral de la
iniciativa privada, o emprender por cuenta propia una empresa desde el
autoempleo, mejorando así la calidad de vida de las familias chiapanecas. Es
precisamente hacia allá a donde se orientarán las políticas públicas del
gobierno de Manuel Velasco Coello en estos seis años: a que haya mejores
condiciones de bienestar y oportunidades de empleo para todos.
-No te ofendas, pero ¿podrás con el
paquete? ¿No te queda muy grande?
Antes de contestar Enoch Hernández
dibuja una sonrisa que refuerza la confianza reflejada en su rostro moreno,
pero no adusto. Acomoda unos lápices que hay sobre su escritorio del despacho,
un despacho austero, pero evidentemente cargado de dinamismo, ímpetu y deseos
de hacer bien las cosas. Se nota en el ajetreo.
Me mira. Ya ha quitado la sonrisa de
sus labios. Y confiesa, sin arrogancia:
-No se necesita gran ciencia para
dirigir este Instituto tan noble. Solamente hay que poner en uso el más común
de los sentidos que es el sentido común. Y, por supuesto, mucha fe en lo que
haces. Sudar la camiseta. Planear estrategias con objetivos claros y
cumplirlas, con resultados honestos, pensando siempre en el bien colectivo.
Aquí me mandaron a trabajar y a servirle a la gente, no a pensar en mi futuro.
Agrega: En el ICATECH va predominar
la idea de que lo que bien se aprende jamás se olvida. Vamos a clarificar la
diferencia con otras instituciones capacitadoras que otorgan becas a sus
alumnos sin vincularlos con el sector privado o público. Cuando se acaba la
beca también termina la alegría. Con nosotros eso no va a pasar.
Entonces, demostrando que es también
un chiapaneco cultivado lo cual no lo vuelve más soberbio ni degrada su
humildad, Enoc Hernández evoca un aforismo de la cultura china para
concatenarlo a la idea anterior, a los propósitos impostergables del ICATECH:
-En el ICATECH no daremos pescado.
Enseñaremos a pescar. Eso debe quedar bien claro.
ORÍGENES
No es Enoc Hernández un político rencoroso lo que le permite
administrar la crítica y los ataques periodísticos de sus adversarios
políticos. No se engancha porque, dice con sabiduría, “para que haya camorra se
necesita mínimo de dos y yo no caigo en ese juego con nadie. No muerdo el
anzuelo, pero si puedo me como la carnada”, sostiene con buen sentido del
humor.
Orgulloso de sus orígenes campesinos
y agradecido con Dios porque a su edad ha tenido experiencias de todos los sabores
y colores, recuerda que en Jiquipilas, donde estudió primaria, secundaria y
bachillerato, combinaba el trabajo con el estudio.
Doña Teresa, su abuela materna,
preparaba dulces artesanales que él salía a vender tocando puertas en el
vecindario. La magia de la abuela para elaborar los dulces y la simpatía del
chiquillo flacucho, le dieron fama entre los amigos que le compraban hasta
terminar la mercancía. También vendía quesos. Así logró sostener sus estudios
de primaria.
Para pagarse la secundaria y el
bachillerato vendía paletas en los campos deportivos a los muchachos que
jugaban al fútbol. Igualmente trabajó en una tortillería en arduas jornadas
que, sin embargo, no lo desilusionaron: de lunes a domingo llegaba a la
tortillería a las 4 de la mañana para salir dos horas después, ya que a las
siete empezaba su primera hora de clase.
A Tuxtla llegó a los 17 años. Su
idea era estudiar psicología por lo que tramitó su ficha de ingreso en el
glorioso Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas. Presentó el examen de
admisión y lo aprobó. Pero ignoraba que a la sazón había que salir airoso de
una evaluación psicométrica y de una entrevista personal con el director de la
escuela de psicología, Fedrico Cuesy, conocido por sus altos niveles académicos
y exigencia en la materia, quien le habló con franqueza:
Mira
Enoc: Creo que estás equivocado. Por los resultados del examen psicométrico no
tienes aptitudes para ser psicólogo. Vete a la escuela de Derecho.
Palabras sabias de aquel hombre que,
sin proponérselo, allanó el camino al futuro y también exitoso abogado.
Con el poco dinero que cargaba en
los bolsillos, Enoc compró un boleto de autobús en la línea Cooperativa Tuxtla,
de segunda clase, rumbo a San Cristóbal. Allá se instaló en una posada. Obtuvo
su ficha de ingreso. Aprobó una vez más el examen y en 1993 se graduó de
abogado. Dos años más tarde obtuvo su título con la tesis en Derecho
Constitucional “La Libertad
de Expresión y los Derechos Humanos”
Apasionado de la lectura (entre sus libros favoritos destaca El
Quijote, de Cervantes), Enoc tiene el título de jurisconsulto pero
asimismo se desempeñó en los medios de comunicación. El periodismo es otra de
sus fascinaciones.
Fundó y fue conductor del programa
radial “La Ciudad :
periodismo joven en radio” que trasmitía en AM la XERA en el 760 del cuadrante.
Eso sin duda lo catapultó a la popularidad, pues con micrófono abierto, Enoc
hacía una auténtica labor social, denunciaba abusos de las autoridades,
carencias en las familias y promovía campañas para recolectar víveres y
repartirlos a los hogares más vulnerables, así como campañas médicas que él
llevaba a las comunidades de forma gratuita con amigos suyos.
Desde la radio era prácticamente el amuleto de los sancristobalenses,
básicamente de los grupos más necesitados, pues los aristócratas, los que
tiraban creolina en las banquetas para que no caminaran por ellas los niños,
hombres y mujeres indígenas, no ocultaban su recelo hacia él. Y con razón, pues
les tenía preparada una sorpresa poco tiempo después.
.-Fuiste el presidente municipal más
joven de San Cristóbal con el voto ciudadano. ¿Cómo lo lograste Enoc? Eso fue
una hazaña de la que muchos en San Cristóbal todavía no se recuperan.
Emerge entonces nuevamente la
sonrisa en su rostro que él utiliza como un lenguaje para comunicar amistad,
camaradería, simpatía e incluso franqueza. Antes ha ido por cuatro botellas de
agua a un pequeño frigobar dentro de su oficina. Reparte al reportero, a su
jefa de prensa, al fotógrafo del
reportero y él se queda con una. Sirve un poco del agua en un vaso. Se
sienta. Se reacomoda en el sillón negro detrás del escritorio. Toma un sorbo y
contesta:
-Trabajando de seis de la mañana a
once de la noche, recorriendo casa por casa, comunidad por comunidad y barrio
por barrio durante más de 18 meses. La labor social desde la radio por supuesto
que fue el detonante.
Como alcalde sorteó una seria de
desafíos que pusieron a prueba sus habilidades y su capacidad para el cabildeo,
pues la clase pudiente se negaba a admitir su derrota y aceptarlo como la
primera autoridad del municipio, pero la gente veía con buenos ojos su
desempeño y ese era su fuerte, su mejor carta de presentación frente a las
injurias y las fullerías.
Cambió
el nombre del parque central Vicente Espinosa por el de Dr. Manuel Velasco Suárez; instituyó la medalla al Mérito Ciudadano
con el nombre del insigne e ilustre médico chiapaneco; realizó la obra del
cableado subterráneo en un perímetro de 54 manzanas con una inversión de 30
millones de pesos en tiempo récord de tres meses; instituyó el Festival
Cervantino Barroco, entre infinidad de otras que realizó como alcalde, por eso
la gente estaba feliz con él y con su desempeño.
-¿De cuándo conoces al licenciado
Manuel Velasco Coello y a su familia?
Enoc prorrumpe un suspiro. Y
responde: Lo conocí siendo alcalde. Fue en un evento en la develación de la
estatua del doctor Manuel Velasco Suárez. Afirma que desde esa fecha empezó a
cultivar una relación de amistad, de respeto y de admiración sobre la familia
Velasco Coello, pero especialmente con el hoy gobernador Manuel Velasco Coello,
con su señora madre Lety Coello de Velasco y con el doctor Jesús Agustín
Velasco Siles.
-¿Qué crees que te identifica con la
familia Velasco Coello?
-Sin duda tenemos algo en común:
trabajar cerca de la gente para que a Chiapas le vaya mejor.
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