lunes, 1 de julio de 2013

De niño, vendedor de dulces; de adulto, político exitoso

 

  • Areópago efectúa un recorrido por la vida y trayectoria de Enoc Hernández Cruz, actual director del ICATECH 

• Cuenta cómo llegó a alcalde de San Cristóbal; cómo sostuvo sus estudios y su admiración por la familia Velasco Coello


           Rafael Díaz/Areópago.

         ¿Te imaginaste un día que llegarías hasta aquí? le pregunto sin rodeos a Enoc Hernández Cruz.
         Y así, sin rodeos, él suelta la respuesta:
         No.  Pero creo mucho en Dios y en mis capacidades.
     Designado el 15 de mayo de 2013 por la Junta Directiva del Instituto de Capacitación y Vinculación Tecnológica del Estado de Chiapas, el ICATECH, como titular del organismo, Enoc Hernández Cruz admite con modestia que la perseverancia, el esfuerzo, guiado siempre por Dios y el consejo de sus semejantes, es lo que le ha permitido llevar una carrera política sobresaliente. No niega que la política es siempre un terreno minado o como caminar en arenas movedizas.
         De 42 años de edad, originario del ejido Miguel Hidalgo que está situado a unos 17 kilómetros de la cabecera municipal de Jiquipilas, hijo de padres campesinos, Enoc Hernández platica con el reportero en sus oficinas del Instituto poco después de las 6 de la tarde. Es martes 25 de junio. Ha regresado de supervisar la unidad del ICATECH de Soyaló, en el norte de Chiapas y apenas ha comido algo ligero. Viste guayabera y pantalón en color caqui.
        Con una infancia y juventud difíciles, hombre que sabe del trabajo y de la disciplina, devoto de la familia y educado en sólidos valores morales, Enoc Hernández se sumó al gabinete del gobernador Manuel Velasco Coello estimulando un buen sabor de boca en la sociedad, e incluso en la clase política que le reconoce la talacha que ha hecho en Chiapas por poco más de una década.
            Ocupado en los objetivos, impaciente en los detalles, con visión estratégica sobre cualquier proyecto como todo buen Aries pues nació el 25 de marzo de 1971, el funcionario sostiene que ha convocado en el ICATECH a producir en equipo, a aportar el mayor esfuerzo posible, sin regateos, para  que el organismo se zarandee la inercia y se sume a la construcción del nuevo Chiapas, reto del gobernador Manuel Velasco Coello.
            Lo explica: “Lo que nos hemos propuesto es pasar de un centro capacitador a uno de evaluación y finalmente convertirnos en un centro certificador de calidad y prestigio, que acompañe y vincule con el uso de las tecnologías a que la población menos favorecida pueda gozar de mano de obra calificada”.
            -No es una utopía?
          -Desde luego que no. Es la instrucción del gobernador Manuel Velasco Coello. Una mano de obra calificada permitirá una competencia justa por un empleo en el mercado laboral de la iniciativa privada, o emprender por cuenta propia una empresa desde el autoempleo, mejorando así la calidad de vida de las familias chiapanecas. Es precisamente hacia allá a donde se orientarán las políticas públicas del gobierno de Manuel Velasco Coello en estos seis años: a que haya mejores condiciones de bienestar y oportunidades de empleo para todos.
            -No te ofendas, pero ¿podrás con el paquete? ¿No te queda muy grande?
         Antes de contestar Enoch Hernández dibuja una sonrisa que refuerza la confianza reflejada en su rostro moreno, pero no adusto. Acomoda unos lápices que hay sobre su escritorio del despacho, un despacho austero, pero evidentemente cargado de dinamismo, ímpetu y deseos de hacer bien las cosas. Se nota en el ajetreo.
            Me mira. Ya ha quitado la sonrisa de sus labios. Y confiesa, sin arrogancia:
          -No se necesita gran ciencia para dirigir este Instituto tan noble. Solamente hay que poner en uso el más común de los sentidos que es el sentido común. Y, por supuesto, mucha fe en lo que haces. Sudar la camiseta. Planear estrategias con objetivos claros y cumplirlas, con resultados honestos, pensando siempre en el bien colectivo. Aquí me mandaron a trabajar y a servirle a la gente, no a pensar en mi futuro.
            Agrega: En el ICATECH va predominar la idea de que lo que bien se aprende jamás se olvida. Vamos a clarificar la diferencia con otras instituciones capacitadoras que otorgan becas a sus alumnos sin vincularlos con el sector privado o público. Cuando se acaba la beca también termina la alegría. Con nosotros eso no va a pasar.
            Entonces, demostrando que es también un chiapaneco cultivado lo cual no lo vuelve más soberbio ni degrada su humildad, Enoc Hernández evoca un aforismo de la cultura china para concatenarlo a la idea anterior, a los propósitos impostergables del ICATECH:
            -En el ICATECH no daremos pescado. Enseñaremos a pescar. Eso debe quedar bien claro.

ORÍGENES
            No es Enoc Hernández un político rencoroso lo que le permite administrar la crítica y los ataques periodísticos de sus adversarios políticos. No se engancha porque, dice con sabiduría, “para que haya camorra se necesita mínimo de dos y yo no caigo en ese juego con nadie. No muerdo el anzuelo, pero si puedo me como la carnada”, sostiene con buen sentido del humor.
            Orgulloso de sus orígenes campesinos y agradecido con Dios porque a su edad ha tenido experiencias de todos los sabores y colores, recuerda que en Jiquipilas, donde estudió primaria, secundaria y bachillerato, combinaba el trabajo con el estudio.
            Doña Teresa, su abuela materna, preparaba dulces artesanales que él salía a vender tocando puertas en el vecindario. La magia de la abuela para elaborar los dulces y la simpatía del chiquillo flacucho, le dieron fama entre los amigos que le compraban hasta terminar la mercancía. También vendía quesos. Así logró sostener sus estudios de primaria.
            Para pagarse la secundaria y el bachillerato vendía paletas en los campos deportivos a los muchachos que jugaban al fútbol. Igualmente trabajó en una tortillería en arduas jornadas que, sin embargo, no lo desilusionaron: de lunes a domingo llegaba a la tortillería a las 4 de la mañana para salir dos horas después, ya que a las siete empezaba su primera hora de clase.
            A Tuxtla llegó a los 17 años. Su idea era estudiar psicología por lo que tramitó su ficha de ingreso en el glorioso Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas. Presentó el examen de admisión y lo aprobó. Pero ignoraba que a la sazón había que salir airoso de una evaluación psicométrica y de una entrevista personal con el director de la escuela de psicología, Fedrico Cuesy, conocido por sus altos niveles académicos y exigencia en la materia, quien le habló con franqueza:
Mira Enoc: Creo que estás equivocado. Por los resultados del examen psicométrico no tienes aptitudes para ser psicólogo. Vete a la escuela de Derecho.
            Palabras sabias de aquel hombre que, sin proponérselo, allanó el camino al futuro y también exitoso abogado.
            Con el poco dinero que cargaba en los bolsillos, Enoc compró un boleto de autobús en la línea Cooperativa Tuxtla, de segunda clase, rumbo a San Cristóbal. Allá se instaló en una posada. Obtuvo su ficha de ingreso. Aprobó una vez más el examen y en 1993 se graduó de abogado. Dos años más tarde obtuvo su título con la tesis en Derecho Constitucional “La Libertad de Expresión y los Derechos Humanos”

LA ALCALDÍA
            Apasionado de la lectura (entre sus libros favoritos destaca El Quijote, de Cervantes), Enoc tiene el título de jurisconsulto pero asimismo se desempeñó en los medios de comunicación. El periodismo es otra de sus fascinaciones.
            Fundó y fue conductor del programa radial “La Ciudad: periodismo joven en radio” que trasmitía en AM la XERA en el 760 del cuadrante. Eso sin duda lo catapultó a la popularidad, pues con micrófono abierto, Enoc hacía una auténtica labor social, denunciaba abusos de las autoridades, carencias en las familias y promovía campañas para recolectar víveres y repartirlos a los hogares más vulnerables, así como campañas médicas que él llevaba a las comunidades de forma gratuita con amigos suyos.
            Desde la radio era prácticamente el amuleto de los sancristobalenses, básicamente de los grupos más necesitados, pues los aristócratas, los que tiraban creolina en las banquetas para que no caminaran por ellas los niños, hombres y mujeres indígenas, no ocultaban su recelo hacia él. Y con razón, pues les tenía preparada una sorpresa poco tiempo después.
            .-Fuiste el presidente municipal más joven de San Cristóbal con el voto ciudadano. ¿Cómo lo lograste Enoc? Eso fue una hazaña de la que muchos en San Cristóbal todavía no se recuperan.
            Emerge entonces nuevamente la sonrisa en su rostro que él utiliza como un lenguaje para comunicar amistad, camaradería, simpatía e incluso franqueza. Antes ha ido por cuatro botellas de agua a un pequeño frigobar dentro de su oficina. Reparte al reportero, a su jefa de prensa, al fotógrafo del  reportero y él se queda con una. Sirve un poco del agua en un vaso. Se sienta. Se reacomoda en el sillón negro detrás del escritorio. Toma un sorbo y contesta:
            -Trabajando de seis de la mañana a once de la noche, recorriendo casa por casa, comunidad por comunidad y barrio por barrio durante más de 18 meses. La labor social desde la radio por supuesto que fue el detonante.
            Como alcalde sorteó una seria de desafíos que pusieron a prueba sus habilidades y su capacidad para el cabildeo, pues la clase pudiente se negaba a admitir su derrota y aceptarlo como la primera autoridad del municipio, pero la gente veía con buenos ojos su desempeño y ese era su fuerte, su mejor carta de presentación frente a las injurias y las fullerías.
Cambió el nombre del parque central Vicente Espinosa por el de Dr. Manuel Velasco Suárez; instituyó la medalla al Mérito Ciudadano con el nombre del insigne e ilustre médico chiapaneco; realizó la obra del cableado subterráneo en un perímetro de 54 manzanas con una inversión de 30 millones de pesos en tiempo récord de tres meses; instituyó el Festival Cervantino Barroco, entre infinidad de otras que realizó como alcalde, por eso la gente estaba feliz con él y con su desempeño.
            -¿De cuándo conoces al licenciado Manuel Velasco Coello y a su familia?
            Enoc prorrumpe un suspiro. Y responde: Lo conocí siendo alcalde. Fue en un evento en la develación de la estatua del doctor Manuel Velasco Suárez. Afirma que desde esa fecha empezó a cultivar una relación de amistad, de respeto y de admiración sobre la familia Velasco Coello, pero especialmente con el hoy gobernador Manuel Velasco Coello, con su señora madre Lety Coello de Velasco y con el doctor Jesús Agustín Velasco Siles.
            -¿Qué crees que te identifica con la familia Velasco Coello?
            -Sin duda tenemos algo en común: trabajar cerca de la gente para que a Chiapas le vaya mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario