viernes, 6 de septiembre de 2013

CMIC: horrible tufo a corrupción


      

 • ¿Qué hay en el fondo de la propuesta del líder constructor Aguilar Gómez de despedazar otra vez el centro de Tuxtla?

• Propuestas y más propuestas descabelladas, pero no exige cárcel a los responsables de la rapiña cometida en el pasado 


H. Ochoa/Areópago.

La mula no era arisca: los palos la hicieron, es uno de los refranes más populares de la abuelita para alertar lacónicamente el recelo y la desconfianza. Raras veces el dicho erra, sobre todo cuando  la difidencia en la sociedad es cada vez más ancha por los agravios sufridos en doce  años de terror y de pesadilla, de maquinaciones y de corrupción sin límites en una clase gobernante autoritaria y primitiva.
          Quizá es sana, de buenas intenciones la propuesta del presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción en Chiapas Erick Aguilar Gómez, pero cómo pedirle a los tuxtlecos un voto renovado de confianza cuando todavía hay asuntos pendientes en el tema de justicia por el saqueo cometido en el sexenio 2006-2012.
La CMIC liderada por Aguilar Gómez se ha reunido con funcionarios municipales para estudiar la modificación de las obras del centro de la ciudad y corregir las fallas; es decir,  hacer pedazos el centro nuevamente.
Lo más destacado del proyecto es agilizar la circulación que, sobre todo en la hora pico, se vuelve un infierno porque en la capital hay un promedio de 200 mil vehículos. Y lidiar con taxistas e imbéciles al volante es lo peor que puede ocurrir. El asunto se complica.
          Gómez ha planteado que, de aprobarse, las obras  sean otorgadas  a las constructoras  chiapanecas ya que, dice, son la mejor opción pues representan calidad y seguridad. Permítame un alto porque, diría Jack el destripador, vamos por partes. Digo: la duda metódica es el camino que lleva a la verdad y evita cometer los mismos errores.
          1.- ¿Cómo saber si el cuestionado representante de la CMIC habla con sinceridad? No lo sabemos, por eso dijimos quizá. Lo que sí sabemos es que hasta hace unos meses sostenía encuentros con Andrés Vidal Trespalacios, ex funcionario de la Secretaría de Infraestructura que fue destituido porque encarnaba una amenaza latente de corrupción y este gobierno tiene, entre sus muchas prioridades, trasparentar y cuidar con lupa el manejo de los recursos públicos. Y hay de aquel funcionario que se desvíe en la ruta de honestidad trazada por el gobernador Manuel Velasco Coello.
          Vidal Trespalacios traía un conflicto abierto con Bayardo Robles Riqué, titular de la secretaría, hombre cercano del gobernador Velasco y avalado por sus antecedentes de honestidad, eficiencia y experiencia. El pipope (así les dicen con cariño a los que son de Puebla y Trespalacios lo es) había minado esa secretaría porque, aparte de su presunta debilidad por el dinero mal habido, es también un profesional de los chismes y de las intrigas.
          Ambos (Vidal y el líder de la CMIC) habrían convenido acuerdos en la opacidad. La obra pública es, en efecto, una generosa fuente de ingresos muchas veces contaminados por el pillaje, como ocurrió en el gobierno pasado con el caso del gentleman de la cisterna, Ricardo Serrano Pino,  bautizado así porque se sospecha que su desconfianza hacia los bancos lo llevó a guardar cientos de pacas de billetes en un tanque de su residencia.
          El  negocio, si es que estaba en puerta, se cayó cuando repentinamente Vidal fue echado de la Secretaría de Infraestructura y ya no se supo más de él. Su despido se calificó de sano y necesario pues se puso orden en la dependencia y se previnieron posibles ilegalidades y concubinatos políticos. Es, como le decía, cuidar todos los ángulos para impedir que por ninguna rendija se cuele algún gramo de corrupción y rendir cuentas claras a la sociedad.

LÍDER IMPRUDENTE
          2.- Suena imprudente en estos momentos pensar en una millonaria inversión para reconstruir el centro de la ciudad. Cierto: es una zapatiesta el cuadro principal de Tuxtla, pero  nos han dicho que no hay dinero en la capital más que estrictamente para lo necesario y eso es dar los servicios primarios a los habitantes de una metrópoli atormentada por los baches, el ambulantaje y el caos  vehicular cuyo crecimiento se ha despeñado escandalosamente a partir de la última década.
          Una oferta como la del dirigente de los constructores es hasta ofensiva, descabellada. Y lo es porque si bien todos queremos vivir en una ciudad más metódica para ahorrarnos ciertas complicaciones cotidianas que a  veces nos colocan en las fronteras de la desesperación y nos hacen confrontarnos con nuestros conciudadanos, también hay temas aplazados que deben zanjarse para calmar la sed de justicia del pueblo chiapaneco.
          Al Facebook pueden subirse fotografías de cumpleañeros celebrando en Acapulco reuniones de pandilla. Una afrenta a los ciudadanos y un desafío a la ley, claro, porque varios de esos que vimos ahí (Mauricio Perkins Cardoso, ni más ni menos) son los enfangados no sólo de la anarquía total que padece Tuxtla después de la obra que viva el centro, sino  de la deuda con la banca privada de al menos 40 mil millones de pesos que puso en riesgo la gobernabilidad de Chiapas en los inicios de la presente gestión.
          Aplicar la justicia corresponde a jueces y Ministerios Públicos. El gobernador no es un policía como para  andar detrás de los ladrones de las arcas públicas de antaño. Van a ir a la cárcel  y de eso no hay menor duda.
Desviar la atención en horas de apremio en una labor que compete a la autoridad ministerial es cuestionable y desgastante, ya que están muy claras e identificadas las grandes exigencias de Chiapas. Por eso se ha puesto en marcha la cruzada contra el hambre. Por eso se impulsa el deporte y el cuidado del medio ambiente. Por eso se garantiza la equidad de género y el respeto a los valores de la familia.
Mucho ayuda el que no estorba. Eso debe quedarle claro al protagónico liderzuelo de la CMIC. Si entre manos trae aviesas intenciones luego de que su alianza con Vidal Trespalacios se hizo añicos por las razones ya contadas, inequívocamente quedará  vadeando a la orilla del río por una cuestión  bien determinante: en este gobierno no hay chance a las complicidades ni a la rapiña.  Eso fue en otros tiempos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario